Las altas temperaturas que han vuelto locos a los agricultores en el inicio del año y que han dejado en las tiendas una buena cantidad de prendas de abrigo sin vender también han tenido su parte positiva, en este caso, para el bolsillo de las familias. De acuerdo con los datos del Instituto Valenciano de Estadística, la menor necesidad de enchufar la calefacción o de subir el termostato del calentador han permitido a los hogares de la Comunidad reducir cerca de un 16% su consumo eléctrico durante el primer mes del año, un periodo en el que tradicionalmente suelen llegar los recibos más abultados.

Toda una buena noticia para las economías domésticas en plena cuesta de enero, sobre todo si se tiene en cuenta que esta caída de la demanda ha provocado también un descenso de los precios del kilovatio que, según el INE, abarató hasta un 10,6% el coste de la electricidad en todo el país.

Y es que, según la Agencia Estatal de Meteorología, la autonomía ha registrado el arranque de año más caluroso de los últimos 61 años, con temperaturas máximas que han superado con frecuencia los 25 grados en buena parte del territorio. Una situación claramente «anormal» que ha impactado de lleno en la demanda enérgética, tal y como reconocen también desde Iberdrola, la principal distribuidora de la Comunidad.

En este sentido, según el IVE, el consumo total de electricidad en la autonomía ascendió en enero a 1.973.670 megavatios/hora, lo que supone una caída del 5,1% sobre las cifras del mismo mes de 2015, que Iberdrola eleva hasta el 6,3%, o el 7,4%, en el caso concreto de la provincia de Alicante. Sin embargo, este descenso fue mucho más pronunciado en el caso de la electricidad para usos domésticos, que se contrajo hasta un 15,6% en el mismo periodo. Unas cifras nada extrañas si se tiene en cuenta que, según la citada compañía, la calefacción y el agua caliente suponen hasta un 45% del gasto de luz en los hogares, por lo que un uso más moderado de ambos repercute rápidamente en el recibo a final de mes.

Ganadores y perdedores

No obstante, las familias no son las únicas beneficiadas por esta situación. Así, por ejemplo, el consumo energético de los bares y restaurantes también se ha visto reducido en un 4,2% al necesitar menos electricidad para acondicionar la temperatura de los locales; e incluso las administraciones y otros servicios también han gastado un 3,7% menos luz para mantener calientes a sus trabajadores y ususarios, según el IVE.

Por el contrario, los agricultores se han visto obligados a consumir hasta un 11,7% más de electricidad en enero porque han tenido que aumentar los riegos -y, por tanto, el funcionamiento de las bombas para elevar el agua- debido al calor y la sequía.

También se ha incrementado el gasto en electricidad en la industria, que supone alrededor de una cuarta parte del total, aunque en este caso es un dato positivo, ya que significa que las fábricas han tenido más trabajo. Así, el conjunto del sector consumió en enero 558.786 megavatios, un 7,2% más que en 2015, aunque negocios como el de la fabricación de material de transporte llegaron a acumular incrementos de más del 40%, y el de la fabricación de maquinaria y transformados metálicos otro 17,9%.

La factura sube en verano

El mes de enero no ha sido, ni mucho menos, una excepción y durante todo el otoño ya se venía registrando una clara tendencia a la baja en el gasto en luz de las familias por este mismo motivo. Sin embargo, como contrapartida, los efectos del cambio climático están provocando que los recibos de los meses de verano sean cada vez mayores, ante el uso continuado del aire acondicionado. De esta forma, en julio y agosto de este año los hogares de la Comunidad consumieron hasta un 14% más de electricidad que en el mismo periodo de 2014, casi lo mismo que ahora ha disminuido.