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El mueble se reinventa tras el desplome

La actividad provincial de la madera y el mobiliario comienza a remontar la grave crisis

Imagen de archivo del certamen Firahogar. diego fotógrafos

Se hundió con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria y comienza a reactivarse con el repunte de la construcción y venta de viviendas en la provincia. Tras las consecuencias que se derivaron de la grave crisis, con cierres empresariales e importantes pérdidas de empleo, el sector del mueble comienza a resurgir mueble reinventado, reconvertido y diversificando la oferta, apunta el presidente de la Asociación Asociación Empresarial de la Madera y Mueble de Alicante (Aemma), José Tárrega.

El crecimiento del último año lo sitúa en un 5%, aproximadamente. «No al mismo ritmo que la construcción», advierte Tárrega. La venta de viviendas lleva tres años de subida en la provincia y en 2015 experimentó un incremento de entre el 10% y el 11%, según las fuentes.

El representante empresarial reconoce que en el multidisciplinar sector de la madera y el mueble -«diseminado por toda la provincia», aunque con focos de producción en la Marina Alta, l'Alacantí o la Vega Baja- «hay muchos casos que han ido parejos a la construcción, pero también los hay que se han desligado y reconvertido». Y es que las empresas «hemos aprendido mucho de la crisis. Tanto en mercado como en producto. Hemos crecido en diversificación». Ahora, las compañías de madera o muebles «se han especializado, realizando proyectos a medida, "ad hoc"», añade Tárrega. Los fabricantes de cocinas, por ejemplo, ya no sólo ofrecen el equipamiento de esta parte de la vivienda, sino que venden un proyecto integral para toda la casa; y también para hoteles u oficinas. Igualmente, se ha avanzado en materiales.

En el caso de la madera, la panelería tradicional sigue siendo predominante, pero las empresas han ampliado la gama a textiles, metales o espumas y ofrecen sus productos también para oficinas, teatros, auditorios o salas de conferencias, explica Tárrega. Ya no es un sector generalista y standarizado, sino que se ha adaptado a la demanda, Y este año, «apunta muy buenas maneras», remata el representante empresarial con un símil taurino para pronosticar las perspectivas que se vislumbran para esta actividad.

Aunque una parte importante del negocio sigue vinculada al ladrillo, se ha ganado en flexibilidad del mercado «no en cuanto al empleo, desgraciadamente, porque se ha encogido mucho la demanda, dado que ya no se construyen promociones de miles de viviendas, como antes».

Con la grave recesión, se han quedado por el camino «mucho empleo y empresas» -que no cuantifica-, aunque, también han sobrevivido a esta travesía en el desierto marcas emblemáticas de la provincia, a veces, con una dimensión más pequeña o reconvertidas en comerciales o similares.

A nivel de entidad empresarial, Aemma ha pasado de tener un centenar de asociados a una treintena. «Hemos crecido un 5%, aproximadamente», añade Tárrega. Y de forma paralela al negocio en el mercado nacional, la facturación exterior del mueble alicantino creció de enero a noviembre del pasado año un 7,4%, de acuerdo con los últimos datos del Instituto de Comercio Exterior.

Por otra parte, la otra versión del sector, como es la del comercio, también apunta a una subida del 5%. «Algo de nada, a un poquitín», es un avance para los comerciantes de muebles. Un negocio que ha perdido a lo largo de la crisis un 25% de tejido empresarial, según la Asociación del Comercio del Mueble de Alicante (Acoma). Las compras en las tiendas son las «justas e imprescindibles», asegura Víctor Sánchez, presidente de la entidad. Tras la grave recesión, para las familias «lo más importante es tener un sueldo» y cuando recuperan su capacidad de compra, «lo primero es la comida y la ropa, pagar las cuotas mensuales necesarias, los electrodomésticos que se hayan estropeado, el coche y gastar en ocio. Lo último es un somier o un sofá», resume el presidente de Acoma.

Víctor Sánchez incide en que en la actualidad la adquisición de una cama, un sofá... no es un artículo de primera necesidad, sino que está a la cola de relación de la compra. Incluso, los televisiones o los móviles de última generación están antes. «Uno se gasta mil euros en un móvil que lo cambia en un par de años, sin embargo, para un sofá, que te puede durar diez, no se gasta 800 euros», lamenta.

Sánchez reivindica que al igual que el Gobierno pone en marcha el Plan Renove para el automóvil, «también se debe hacer uno para este sector, que necesita ayudas que incentiven las ventas». Ayudas para la vida diaria, «para tener una cama que se ha estropeado para descansar». «Creo que éste es también un sector prioritario», subraya Víctor Sánchez.

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