La mejora del empleo empieza a llegar también, aunque con cierta lentitud, a las familias que más lo necesitan, aquellas que tienen a todos sus miembros en paro y, especialmente, las que carecen de cualquier tipo de ingresos tras haber agotado todas las prestaciones. En el primer caso, durante el año pasado la cifra de hogares alicantinos en los que todos los adultos estaban desocupados se redujo en 5.000. Una caída nada desdeñable pero que, en cualquier caso, supone que aún hay 72.900 familias en esta situación.
Por su parte, la cifra de vivienda en las que no entra ni un euro también disminuyó, en 6.900, pero esto no hace olvidar que siguen siendo 43.300 los hogares que no tienen ningún medio de vida para subsistir. Una cantidad «todavía insoportable», tal y como recalcó ayer el secretario de Empleo de CC OO en l'Alacantí y les Marines, José María Ruiz Olmos. En este sentido, el sindicalista llama la atención sobre el hecho de que también haya caído el número total de hogares de la provincia -que han pasado de 752.200 a 739.600 en el último año-, lo que, a su juicio, indica que se está produciendo un proceso de «reagrupación familiar». Es decir, que muchos ciudadanos y familias enteras se ven obligados a regresar son sus padres u otros parientes para sobrevivir.
«Lo que vemos es que la recuperación que nos venden sigue sin llegar a amplias capas de la población, que la riqueza que se genera no se reparte», apunta, en la misma dirección, la portavoz de UGT, Yaissel Sánchez. Igualmente, ambos sindicatos lamentaron que la inmensa mayoría de la creación de empleo se concentre en el sector servicios, que suele ofrecer peores condiciones laborales a sus trabajadores.
