La crisis económica ha sido una hecatombe para la sociedad en general y, sin duda, ha golpeado sin piedad sobre quienes menos recursos tenían antes de que llegara la recesión. Además, ha tenido una incidencia especial sobre las clases medias, que han visto cómo se empobrecían sin remedio. Concretamente, la tormenta financiera «ha provocado el "desclasamiento" de aproximadamente una cuarta parte de la clase media baja», según un informe de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) en el que se analiza el «Empobrecimiento en tiempos de crisis: vulnerabilidad y (des)protección social en un contexto de adversidad». El documento, elaborado por Pau Marí-Klose, de la Universidad de Zaragoza, y por Álvaro Martínez, de la de Sheffield, en Inglaterra, también deja constancia de que la recesión «apenas ha afectado a segmentos más acomodados».

El estudio constata que buena parte de los hogares que se encuentran en situaciones de mayor precariedad «provienen de los segmentos más empobrecidos de la distribución de renta». Para ilustrarlo establece una clasificación por deciles, en el que el 1 representa el nivel más pobre y el 10, el más rico. Así, el 44% de los hogares que se encontraban en las primeras decilas de ingresos, equivalentes al 20% más pobre, en 2011 ya figuraban en la misma posición en 2008, cuando estalló la recesión en toda su magnitud.

Ese porcentaje se eleva al 58% sumando las tres primeras decilas, al 70 % con las cuatro y al 81,3%, en las cinco. Es decir, «los segmentos más pobres en 2011 están compuestos mayoritariamente por hogares que ya se encontraban en una situación precaria al inicio de la crisis o en sus aledaños».