El desplome de las bolsas mundiales por el segundo hundimiento en esta semana del parqué chino es un reflejo de la pérdida de solidez del crecimiento económico internacional y la Comunidad Valenciana no se va a librar de las consecuencias de esa realidad, según coincide una mayoría de expertos.

Tanto el profesor de Economía Aplicada de la Universitat de València, Vicente Pallardó, como el director de Renta 4 Banco en Valencia, Juan Espinós, consideran que lo que está sucediendo es que los mercados bursátiles, que, a excepción del español, vivieron un 2015 de «excesivo optimismo», se están ajustando a «una realidad en Occidente [sobre todo, la UE] y en los países emergentes muy preocupante» por la coincidencia de varios factores: el necesario cambio de modelo de crecimiento en China está generando turbulencias que se trasladan al exterior, con gran impacto en los países exportadores de materias primas y un sector minero «al borde de la catástrofe», el «débil crecimiento de Europa y Japón», la tardía reacción de la Fed de Estados Unidos a la hora de recortar los estímulos monetarios y los riesgos geopolíticos como la tensión creciente en Oriente Próximo.

La caída del petróleo, la beneficiosa paridad del euro con el dólar o los bajos tipos de interés han contribuido a que la economía española y, por ende, la valenciana, estuvieran en zonas de liderazgo en cuanto a crecimiento del PIB en Europa, pero, como añade Pallardó, el hundimiento durante la crisis ha sido tal que todavía el rebote no les ha permitido recuperar los niveles precrisis. Es decir, que sus fundamentos no son tan sólidos como parece. Todas las previsiones apuntan a que el PIB de 2016 crezca en torno a un punto menos que el de 2015.

Así las cosas, aunque considera que el impacto será mucho más pequeño en Occidente que en los países emergentes, Espinós no duda de que la desaceleración del crecimiento prevista a nivel mundial acabará por afectar a la economía valenciana, entre otros motivos porque la desaceleración china y la devaluación del yuan reducirán las importaciones del gigante asiático. El jefe del departamento de Estudios de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), Ricardo Miralles, opina que hay «sobreactuación en los mercados, pero también motivos reales de que 2016 no irá tan bien». En su opinión, el actual desplome bursátil tendrá «poca incidencia» en la economía autonómica en este momento, pero si, a medio plazo, China empeora «nos afectará en segunda derivada por los efectos sobre las economías de Estados Unidos y la Unión Europea», los grandes destinos de las exportaciones valencianas. De hecho, recordó que las ventas de coches alemanes a China «ya están padeciendo y eso afecta a las compras germanas de productos valencianos».

El director general de Economía, Emprendimiento y Cooperativismo de la Generalitat y exdirector de la Bolsa de Valencia, Francisco Álvarez, no duda de que esta dinámica «salpicará» al sector exportador de la Comunidad, aunque pide esperar una semana para descartar que lo que está sucediendo no obedece a movimientos de los grandes capitales para ganar dinero con ventas masivas y recompras de acciones. Por su parte, el gestor del fondo Merchrenta Luxemburgo (Merchbanc), Rafael Valera, se expresa con cautela. Cree que estamos ante un mercado «muy volátil», con inversores recelosos sobre la situación china y la posibilidad de que ralentice aún más su crecimiento, pero que hay que mirar a medio plazo y tener en cuenta que los números de las mercantiles españolas «son buenos». No teme una recaída en la recesión a nivel mundial, aunque sí ve en el horizonte efectos «no tan dramáticos» como los que descontaban ayer los mercados. Su mayor preocupación es la incertidumbre política.

En este sentido, el director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), Joaquín Maudos, recuerda que el desplome bursátil «supone una caída de la riqueza financiera y, por tanto, afecta negativamente al consumo» y cita también, además de China, las dudas sobre la formación de Gobierno y sobre Cataluña como dos de los principales riesgos para la economía valenciana.