La recuperación del mercado inmobiliario alicantino se consolida y se sitúa ya en cifras muy significativas, aunque sin llegar todavía a las que se daban durante los años de la burbuja que, por otra parte, nadie quiere repetir. Según los datos difundidos ayer por el Ministerio de Fomento, durante el tercer trimestre se cerraron en la provincia nada menos que 7.707 compraventas de viviendas7.707 compraventas , un volumen de operaciones un 16,4% mayor que el contabilizado el año pasado y que ya incluso supera al registrado en el mismo periodo de 2008, el primero de la crisis.

De esta forma hay que retroceder hasta 2007 para encontrar un tercer trimestre con más casas vendidas en Alicante, cuando en pleno «boom» del ladrillo llegaron a cambiar de manos hasta 13.697 casas entre los meses de julio y septiembre.

Los motivos de esta buena marcha hay que buscarlos, en primer lugar, en el aumento sostenido de la demanda por parte de los compradores extranjeros desde hace al menos tres ejercicios, un incremento que no parece tocar techo. A pesar de que Alicante lidera desde hace tiempo este mercado y de que los foráneos ya acaparan el 52% de todas las operaciones, durante el pasado verano volvieron a incrementar sus compras otro 16%, hasta sumar 4.067 operaciones (3.670 de extranjeros que ya residen en España y otras 397 de ciudadanos que viven en otros países).

A estos hay que sumar la incorporación progresiva, desde el año pasado, de un número cada vez mayor de compradores nacionales -tanto alicantinos, como de otras provincias- que buscan segundas residencias en la costa, en zonas como la Playa de San Juan o El Campello; y, en menor medida, también de parejas o jóvenes que buscan una primera vivienda para independizarse.

Además, en los últimos meses los promotores han empezado a detectar la presencia de pequeños inversores que vuelven a confiar en el ladrillo para poner sus ahorros, ante la constatación de que los precios ya han tocado fondo y la escasa rentabilidad que ofrecen los bancos, según explica el secretario general de Provia, Jesualdo Ros. «Es el cambio más significativo que hemos detectado recientemente y supone todo un indicativo de que el mercado empieza a normalizarse, porque esta figura había desaparecido por completo durante los años de la crisis», explica Ros.

Eso sí, se trata de un cambio todavía incipiente y que aún supone un porcentaje pequeño de las ventas, pero que ha contribuido a que durante el pasado trimestre también aumentaran un 16% las operaciones protagonizadas por compradores nacionales, hasta alcanzar las 3.640.

Segunda mano

En cuanto a la tipología de las viviendas vendidas durante el pasado trimestre, la inmensa mayoría -hasta el 88,5%- fueron de segunda mano, mientras que la obra nueva sólo representó un escaso 11,5%. Algo «normal», en opinión del portavoz de los promotores, si se tiene en cuenta que cada vez hay «menos oferta de viviendas nuevas en la provincia ya que el stock se ha agotado en las zonas con más demanda», aunque aún existan muchas casas vacías en ubicaciones de difícil salida o en municipios del interior, donde la reactivación todavía no se percibe con claridad.

Así, según Jesualdo Ros, la mayoría de las nuevas promociones que se ponen en marcha en la zona costera se venden en pocos meses, lo que ha propiciado un aumento de la actividad constructora. En concreto, hasta el pasado mes de octubre se iniciaron 3.377 nuevas viviendas en la provincia, un 45% más que el año pasado. Una cifra que podría ser aún mayor si la financiación a los promotores fluyera con más «alegría» o si los precios empezaran a subir, ya que el valor actual del metro cuadrado en la provincia -alrededor de 1.200 euros- impide que algunos proyectos sean rentables.