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La patronal del metal demanda a Coepa por ocultar ayudas públicas en sus cuentas

Fempa pide la impugnación del balance de 2013, después de que el juez obligara a la confederación a detallar todas las aportaciones recibidas en estos años

La patronal del metal demanda a Coepa por ocultar ayudas públicas en sus cuentas

Coepa sigue acumulando problemas. Si a estas alturas no tenía bastante, se le abre un nuevo frente judicial: la patronal del metal Fempa acaba de presentar una demanda para pedir la impugnación de las cuentas de 2013. La denuncia llega después de que el juez obligara a la confederación empresarial a entregar al metal un listado detallado de las subvenciones recibidas desde el origen de los tiempos y su justificación. Ahora, cerrado el trámite de la petición de auxilio judicial para poder acceder a la información contable, la federación que preside Guillermo Moreno ha dado un paso más, ante las sospechas de que hay subvenciones públicas no registradas contablemente y otras ayudas contabilizadas de forma indebida, algunas relacionadas con el centro de oficios de Babel, lo que, al final, tendría consecuencias sobre unos resultados -los de Coepa- ya de por sí muy deteriorados y, por consiguiente, sobre los fondos propios, que en los últimos años están en números rojos.

La demanda llega después de que en junio del año pasado saliera a la luz una ayuda de 900.000 euros -150 millones de las antiguas pesetas- que el Impiva -dependiente del Consell- dio en 1995 para la antigua sede de Ruperto Chapí, y de la que no había rastro contable. Se gestaba por aquel entonces la venta del inmueble, que acabaría comprando dos meses después un inversor ruso, aunque se respetara el contrato de alquiler a la Cámara de Comercio. También estaba a las puertas la asamblea de las cuentas anuales. Fue en ese contexto en el que Fempa, en un encuentro previo, tiró la caña y acabó pescando. Y es que, como quien no quiere la cosa, los representantes del metal preguntaron si había alguna subvención pública asociada a la sede, y la dichosa pregunta puso en evidencia que sí, que había una ayuda del Impiva que no estaba contabilizada. La cúpula de Coepa intentó no darle importancia, pero, al final, la aparición de la subvención «fantasma» hizo que se aplazara hasta septiembre la asamblea prevista para junio. Había que reformular las cuentas, como exigió Fempa, y la reunión se tuvo que posponer.

Sin embargo, la trascendencia de esas aportaciones públicas ha ido más allá. Desde el primer momento, Fempa no ocultó que tenía dudas, muchas dudas, en torno a las subvenciones que había venido recibiendo Coepa. Por ello, desde antes de que se acabaran aprobando las cuentas en septiembre de 2014 -sólo con los votos en contra de los sectores críticos encabezados por el metal y por Cepyme-, y también después, desde Fempa pidieron de forma reiterada a la directiva de Coepa información para conocer si realmente los documentos que pasaron por esa asamblea permitían obtener, o no, la imagen fiel de la situación financiera y económica de la entidad, y si, por tanto, los resultados eran los del balance avalado por la auditoría o eran mucho peores.

Hubo correos electrónicos y comunicaciones solicitando reuniones para tener acceso a la información que demandaban y hasta dos requerimientos notariales. Fempa quería tener acceso por escrito a la totalidad de ayudas, con fechas, importes, activos a los que se encuentran asociadas y justificaciones contables. Nada. Desde el metal tuvieron que dar un paso más y fue así como en diciembre de 2014 acudieron al juzgado para pedir la práctica de diligencias preliminares, y, de este modo, tener acceso a la información, como paso previo a la demanda que ahora se ha formalizado.

El proceso se acabó prolongando durante casi un año. Coepa entregaba documentación, pero no toda la que iba pidiendo Fempa, el juez reclamaba entonces a la confederación los papeles, y así fue pasando el tiempo hasta que, tras varios requerimientos y escritos, el juzgado acabó dando por cerrada la práctica de diligencias preliminares a finales de octubre.

Ahora, en la demanda, Fempa sigue sosteniendo que las cuentas de 2013 no reflejan la imagen fiel de la situación económica y financiera de Coepa, especialmente por el registro de subvenciones. Ante este escenario, y de estimar el juzgado la pretensión del metal, la confederación que preside Moisés Jiménez se vería obligada a volver a reformular sus cuentas. Lo peor es que llueve sobre mojado. Fempa ya ha presentado dos demandas anteriores por las cuentas de 2006 y 2009, y ganó. Habrá que ver qué pasa ahora.

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