El precio del litro de gasóleo se ha situado en su nivel más bajo desde comienzos de 2010, después de haber registrado un descenso del 1,3% en la última semana, según datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea recogidos por Europa Press. En concreto, el litro de gasóleo se sitúa en 1,039 euros, lo que supone el nivel más bajo en lo que va de año y desde la primavera de 2010, en la que este combustible superó el umbral del euro por debajo del que se había situado tras la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008.

Este carburante, consumido por cerca del 70% del parque automovilístico español, cuesta en la actualidad un 5,7% menos que a comienzos de año y un 16% menos que en la misma semana de 2014. En cuanto a la gasolina, su precio se sitúa en una media de 1,162 euros, un 0,2% menos que en la semana anterior, lo que supone un precio no solo superior al mínimo del año, de 1,117 euros, sino también del marcado en el arranque del año, de 1,15 euros. Este combustible cuesta un 1% más que en enero, pero un 11% menos que en la misma semana de 2014. Tras las subidas en verano, acumula en la actualidad 14 semanas por debajo del umbral de los 1,2 euros el litro.

La Comisión Europea anuncia estos precios en un momento marcado por las fuertes bajadas en la cotización del petróleo, tras la última reunión de la OPEP, en la que se decidió mantener el máximo de producción de crudo. El barril de Brent, de referencia en Europa, cotiza actualmente a 40,36 dólares, tres dólares menos que hace una semana, mientras que el Texas americano se cambia a 37,2 dólares, también tres dólares menos.

Las carburantes cuestan en España menos que la media de la UE y la zona euro, donde el precio de venta al público del litro de gasolina se sitúa en 1,328 euros y en 1,332 euros, respectivamente. Por su parte, el litro de gasóleo cuesta 1,161 euros de media en la UE y 1,121 euros en la eurozona. El menor nivel de precios finales con respecto a los países del entorno se debe a que España, pese a las subidas del IVA, a los mayores impuestos y a los nuevos gravámenes al biodiésel, sigue contando con una menor presión fiscal.