Abengoa solicitó ayer formalmente el preconcurso de acreedores, mientras sus acciones siguieron desplomándose otro 40% en Bolsa y crece la presión política y social para encontrar una solución que evite la que sería la mayor insolvencia de una empresa en España. Los esfuerzos de la empresa, la banca acreedora y el Gobierno -con el escaso margen de maniobra que tiene en una empresa privada- pasan ahora por encontrar una salida, en medio de una fuerte presión social y política para salvar una empresa que da empleo a 24.000 personas, unas 7.000 en España, y con un perfil muy cualificado.

Según fuentes del sector, el principal escollo es claro: la complicada situación financiera de la empresa, que tiene una deuda bruta que roza los 9.000 millones de euros y deudas a proveedores superiores a 5.000 millones. Desde el sector financiero señalan que frente a ese gran inconveniente de la compañía está su potencial y sentido industrial, una baza que la banca acreedora quiere jugar para poder dar viabilidad a la empresa y lograr una salida aunque el escenario sea complicado.

En este sentido, los analistas barajan tres posibles soluciones: la entrada de un nuevo socio capitalista que inyecte liquidez, tras la retirada del grupo vasco Gestamp, que iba a comprar el 28% de la compañía; que los bancos acuerden una refinanciación y den cierta holgura a la empresa; o que se opte por un rescate público, algo que el Ejecutivo no parece dispuesto a hacer. Así, el ministro de Industria, José Manuel Soria, insistió en que espera una solución para la empresa, cuya situación es «extremadamente delicada» pero recordó que no son épocas en las que el Estado pueda inyectar capital en una empresa privada.

Por su parte, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, señaló que las entidades financieras «no pueden fallar»,mientras que el secretario general de UGT, Cándido Méndez pidió la intervención directa del ICO y de Bankia si no se encuentra otra solución.