La pérdida de peso que ha sufrido la provincia en el conjunto de la economía española tiene mucho que ver con el excesivo peso que adquirió el sector inmobiliario durante los años anteriores al estallido de la crisis, con la escasa dimensión de sus empresas o con la existencia de una población más envejecida de lo normal. Pero también ha influido mucho la menor financiación per cápita que han recibido los servicios públicos en la zona o el déficit de inversiones en infraestructuras por parte del Gobierno central y del Consell. Así lo destacó ayer el director de Proyectos de Ineca, Joaquín Melgarejo, durante la presentación del Balance socioeconómico de Alicante, en la que cifró en 2.300 millones el dinero que la provincia ha dejado de recibir de ambas administraciones y que le correspondería en función de su volumen de habitantes sólo entre los años 2008 y 2016.

En este sentido, Melgarejo insistió en la necesidad de modificar el actual sistema de financiación autonómica, que «está mal diseñado desde su origen». «Los que pagan impuestos son las personas, no los territorios, y el reparto también debe hacerse en función de este criterio», exigió, al tiempo que señaló que éste era uno de los factores que podía mermar la competitividad de la provincia.

En la misma línea, el profesor universitario también subrayó los efectos que ha tenido en el tejido productivo la desaparición de la CAM, que acarreó mayores dificultades para acceder al crédito. «Algún día sabremos en cuánto hay que valorar esta pérdida», lamentó.

Las cifras

En cuanto a los datos puros y duros, Joaquín Melgarejo recordó que Alicante es uno de los territorios más urbanizados de España, que su población se incrementó más de un 20% entre los años 2003 y 2013 -más del doble que la media nacional- y que, a pesar de los importantísimos avances, el nivel de formación de los trabajadores todavía es inferior al que se da en el resto del país. En la misma línea, señaló que el salario medio en Alicante se sitúa tan sólo en el 82,2% de la media nacional y que la producción de las empresas de la provincia sólo supone el 33,3% del total autonómico, cinco puntos por debajo de su peso poblacional. A pesar de ello, destacó las «enormes» potencialidades que tiene Alicante y abogó por explotarlas.