No fue una presentación al uso, pero tampoco el libro que se presentaba era convencional, ni por la temática, ni por la estructura. Al fin y al cabo, no es un ensayo sin más sobre liderazgo o coaching, como otros tantos que hay en estos momentos en el mercado. Estos fueron los puntos de partida que marcaron el acto que se desarrolló ayer por la tarde en la sede de la escuela de negocios Fundesem. Ante un aforo integrado por representes del sector empresarial y de la sociedad civil, Miguel Rosique, socio de Pragma Business Consulting, profesor de Fundesem y del Instituto de Empresa, presentó su libro «Poder, influencia y autoridad». Y lo hizo en el marco de un debate a tres bandas, en el que tomaron parte el presidente Oficina de Armonización del Mercado Interior (OAMI), Antonio Campinos; el director de INFORMACIÓN, Juan Ramón Gil; y el propio Miguel Rosique, con la periodista Susana Abia como moderadora.

En un contexto de diálogo fluido, en el que una parte asumió la faceta de poli bueno y la otra de poli malo, con el autor en medio, poco a poco se fueron desgranando las claves de esta publicación. De entrada, Campinos reconoció que era bueno tener aspiraciones y ambición de poder, incluso que le gustaba trabajar con gente con este perfil porque, al final, era la propia organización la que ganaba. Admitió ese punto, pero también subrayó que el poder siempre debe ir acompañado de autoridad: quien realmente tiene poder no necesita dar órdenes, basta con que las sugiera para que se cumplan, como defiende Miguel Rosique en su obra. Por su parte, Juan Ramón Gil puso el acento en que éste es un libro muy valiente y que incluso en determinados momentos uno podía acabar peleándose contra lo que estaba leyendo.

Al final, la conclusión fue muy clara: hablar de poder suele resultar incómodo, aunque ahora más que nunca es necesario hacer las paces con el poder, para que las empresas ganen en eficiencia, y que poder, autoridad e influencia siempre deben ir de la mano. Y es que la advertencia que hace Miguel Rosique no puede ser más contundente: precisamente el peligro está en la ausencia de poder, porque eso es lo que degenera en corrupción, en una empresa o en cualquier otra organización. La conclusión fue esa, pero también que es un libro de muy fácil lectura, en el que, además, se incluye un caso práctico que se presenta como una historia novelada, y que, de una forma o de otra, no deja indiferente al lector.

La única pequeña crítica fue la que hizo el presidente de la OAMI: el poder es necesario, y ahí coincidía, aunque en lo único en lo que difería era en que el libro reflejaba una estructura más tradicional, un tanto alejada de las nuevas estructuras de negocio que, poco a poco, se empiezan a imponer en el siglo XXI.