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Las empresas se resisten a subir los salarios

El incremento medio de los sueldos pactados en convenio apenas alcanza el 0,60% en Alicante frente al aumento de más del 3% del PIB

Pocos indicadores muestran tan a las claras el divorcio que existe entre la evolución de las grandes cifras económicas y la realidad que todavía viven la mayoría de los ciudadanos a pie de calle. Mientras el crecimiento nominal del PIB alcanzó el 3,4% durante el tercer trimestre del año y, como se encarga de repetir una y otra vez el Gobierno, situó a España a la cabeza de la recuperación en Europa; los incrementos de sueldo pactados en convenio no llegan ni a una quinta parte de esa cifra y aún menos en la provincia de Alicante, donde las empresas parecen especialmente reticentes a abrir la mano, según reflejan los últimos datos del Ministerio de Empleo sobre la materia.

En concreto, el aumento de sueldo pactado en los 48 convenios sectoriales y de empresa que se firmaron en Alicante hasta el pasado mes de septiembre se situó en el 0,60%, por debajo del 0,75% de la media nacional y también, contra toda lógica, por debajo de las cifras que se firmaban el año pasado - el 0,66%- a pesar de la mejora de la situación económica que se ha producido en este tiempo.

Una cantidad que, igualmente, se queda por debajo del ya exiguo 1% que patronal y sindicatos pactaron en el III Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva, que se aprobó el pasado junio tras meses de duros enfrentamientos entre las partes.

Los empresarios reconocen que existe un «desfase entre las cifras macroeconómicas y las microeconomía» y señalan que «la realidad es que la mayoría de las pymes aún no están en condiciones de asumir mayores costes salariales. De momento se impone la prudencia», asegura el presidente de Coepa, Moisés Jiménez.

Así, según Jiménez, la mayoría de las firmas continúan con planes de ajuste para sanear sus cuentas y, en estos momentos, la prioridad de muchas de ellas «sigue siendo reducir el endeudamiento antes que subir las remuneraciones del personal». Además, el portavoz de los empresarios también explica que aquellas compañías con mejores perspectivas están optando «por aumentar las plantillas antes que pagar más a los trabajadores que ya tienen para afrontar así el aumento de producción».

Una actitud que, a su juicio, resulta mucho más «beneficiosa en este momento porque contribuye a reducir el paro, que es el mayor problema que tenemos», insiste el presidente de la patronal. De este forma, Moisés Jiménez no cree que haya incrementos importantes de los sueldos, como mínimo, hasta el año 2017.

En cualquier caso, lo cierto es que este mismo desfase entre la evolución del PIB y los salarios también se produjo, a la inversa, al inicio de la crisis. Así, en el año 2009, el ejercicio en que más trabajadores se fueron al paro, los salarios pactados siguieron subiendo un 2,96%. Eso sí, la cifra cayó en picado a partir del año siguiente aunque fue en 2012, con la aprobación de la reforma laboral que restó poder a los sindicatos en la negociación de los convenios, cuando realmente se desplomó y se aceleró la pérdida de poder adquisitivo.

En cualquier caso, los sindicatos creen que ya ha llegado el momento de acabar con la contención salarial, por mucho que les pese a los responsables de recursos humanos de las compañías. «Gran parte de la mejora que han experimentado las empresas ha sido a costa del factor trabajo y ahora no parecen dispuestas a renunciar al aumento de beneficios que esto les proporciona, a pesar de que las cosas les empiecen a ir mejor», apunta la secretaria general de CC OO en l'Alacantí i les Marines, Consuelo Navarro.

Esta misma semana, el sindicato recordaba un reciente informe de la Organización Internacional del Trabajo que denunciaba el aumento del número de trabajadores «pobres» en España -los que no ganan ni el 60% de la renta media- que ya suponen el 22,2% del total. Un porcentaje que, trasladado a la provincia, significa que 151.000 asalariados alicantinos se encuentran en esta situación.

A pesar de todo, las organizaciones obreras aún confían en que el Acuerdo Nacional acabe surtiendo efecto y permita una mejora algo más generosa de los salarios. «Hay que tener en cuenta que se firmó en junio y aún es pronto para ver sus efectos», apunta el máximo responsable de UGT en l'Alacantí y la Marina, Óscar Llopis, que reconoce que «está costando mucho».

Eso sí, la buena noticia, según Llopis, es que «ahora, al menos, las empresas y las patronales aceptan sentarse a negociar» frente al bloqueo que existía el año pasado. Así, el número de convenios firmados ha aumentado un 26% sobre las cifras de 2014, incluidos algunos acuerdos sectoriales de gran repercusión en la provincia como el de la hostelería, que congeló los sueldos para este año y sólo prevé subirlos un 0,8% para el próximo año.

Entre la posición de los sindicatos y la que expresa la patronal se sitúa el catedrático de Organización de Empresas de la Universidad Miguel Hernández, José María Gómez Gras, quien se muestra favorable a un incremento paulatino de los salarios. «Creo que ya toca porque, además, puede ayudar a que mejore el consumo y consolidar la recuperación, aunque está claro que hay que tener cuenta la situación de cada empresa», insiste el experto. En este sentido, señala que ya no ve ningún motivo para que «compañías exportadoras o de sectores que van bien no empiecen a elevar los sueldos».

Al respecto, recuerda que lo importante para las empresas es «mejorar la productividad y eso no depende únicamente de los salarios de los trabajadores, también de los medios que se les proporcione para realizar su tarea. De la inversión en tecnología e innovación», recalca Gómez Gras. «Las empresas tienen que aprender a realizar una gestión innovadora, no pueden fiarlo a los sueldos», insiste. De momento, la realidad parece que camina por otro lado.

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