Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El debate de la libertad horaria no cierra en España

La guerra entre los agentes del comercio de las zonas de gran afluencia turística con libertad horaria, ni es una querella nueva ni es estrictamente valenciana

La guerra desatada entre los agentes del comercio a cuenta de las zonas de gran afluencia turística con libertad horaria, ni es una querella nueva ni es estrictamente valenciana. En España hay casi tantos marcos reguladores como autonomías. La liberalización horaria tiene desde hace años su punta de lanza en Madrid. En 2002 ya había 22 domingos y festivos de apertura autorizada. El debate se agita con la victoria de Rajoy. La nueva ley estatal de 2012 eleva el mínimo de festivos de 8 a 10 al año. Asimismo, obliga a la mayoría de capitales a crear «zonas de gran afluencia turística», que gozan de libertad horaria total.

Aguirre decretó la apertura total en la comunidad con el argumento de la creación de 24.000 empleos. Ahí comienza el conflicto entre la gran superficie y el comercio de proximidad. Según la patronal de la gran distribución Anged, entre 2008 y 2014 las comunidades que más liberalizadoras son las que han crecido en empleo. El pequeño comercio madrileño, sin embargo, rebate la información: no solo no ha crecido sino que se han perdido casi 10.000 afiliados a la Seguridad Social.

En el otro lado de la balanza, Cataluña ofrece un marco muy restrictivo. La apertura en festivos se limita al mínimo (10) y la zona de gran afluencia turística de Barcelona no va más allá del entorno de las Ramblas, solo en verano y con horario abreviado (de 11 de la mañana a 18 horas). Allí el problema adquiere tintes de conflicto de Estado. Moncloa ha recurrido las últimas normas autonómicas, muy proteccionistas con el comercio tradicional, la botiga, que está en pie de guerra contra la libertad comercial. La última norma está en fase de borrador, pero hasta la Autoridad Catalana de la Competencia, dependiente de la Generalitat, la critica por «intervencionista» y «discriminatoria». Sostiene que en el afán por proteger al comercio local, le impide adaptarse a «las necesidades cambiantes de los consumidores» y competir con el comercio on line.

También en Andalucía las zonas de libertad horaria están muy limitadas. En Sevilla, se limita a la Semana Santa y al entorno del casco antiguo. En Granada, a la Alhambra, en Semana Santa y verano.

En el extranjero, de nuevo los caminos se dividen entre el proteccionismo y liberalización. En este contexto, el sector de la gran distribución pone sobre la mesa la lucha internacional por el turismo de compras. El turista de shopping gasta cinco veces más. Asiáticos, árabes y rusos son el botín que se disputan las grandes capitales.

El gran comercio alerta de que los competidores naturales, Italia y Portugal, liberalizaron el comercio hace un par de años. París acaba de aprobar doce áreas que permiten abrir hasta la medianoche en domingo. El gobierno asegura que el 50% las ventas de París proceden de turistas. En el resto de Francia se ha pasado de 5 a 12 domingos, dos más que en España. Y en Reino Unido, el auge del comercio on-line (ya ocupa el 11% del mercado) ha agitado el debate. Los comercios pequeños ya pueden abrir los siete días, y los más grandes durante seis horas el domingo. Se estudia alargar esa jornada.

Los defensores de la libertad horario ponen como ejemplo a Maastricht. La pequeña ciudad holandesa (120.000 habitantes), a tiro de piedra de Amsterdam, Bruselas, Colonia y Düsseldorf, se ha convertido en un islote de apertura dominical en un entorno más proteccionista, como Alemania. Desde que abre los domingos Maastricht recibe tres millones de turistas al año. El debate continúa.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats