Tal vez porque el viento vuelve a soplar a su favor, un número considerable de empresas familiares españolas se propone acometer en el próximo año cambios estratégicos. El barómetro hecho público ayer por KPMG sitúa en un 26 % el porcentaje de patronos que tienen ese objetivo entre ceja y ceja. En Europa, el dato es más elevado: un 41 %. Del mencionado 26 %, la opción que se valora como más probable por un 35 % de los encuestados es la de traspasar la gestión de la mercantil a la siguiente generación. A continuación, con un 22 %, figura la posibilidad de vender la empresa, una tendencia que, tal como destaca el informe, ha ido ganando fuerza en los dos últimos años. Después, con un 16 %, la de designar un consejero delegado no perteneciente a la familia, pero conservando la titularidad o el control de la misma. Acto seguido aparecen opciones con menos peso: traspasar la titularidad de la empresa a la siguiente generación (15 %), traspasar el control de la empresa a la siguiente generación (10 %) y realizar una oferta pública inicial (2 %).

El barómetro pone de manifiesto que un 95 % de las empresas españolas considera que contar con directivos profesionales no familiares resulta beneficioso para el negocio.

Entre los que contestaron afirmativamente, la primera ventaja mencionada para apoyar esta opinión es que estos ejecutivos ayudan a profesionalizar el negocio. La segunda es que transfieren conocimientos y experiencias externos y la tercera, que su incorporación permite a los propietarios poder centrarse en aspectos estratégicos del negocio.