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A la cola en productividad

Un estudio del «lobby» AVE y del Instituto de Investigaciones Económicas evidencia que las empresas de la Comunidad se caracterizan por una clara debilidad competitiva

La productividad en la Comunidad Valenciana productividad no sólo está por debajo de la media europea, con un 15% menos que en la UE, sino bastante lejos también de la de otras autonomías como el País Vasco, Madrid o Cataluña. La situación es tal que las compañías de aquí ni siquiera sobresalen en aquellos sectores en los que están más especializadas. En este sentido, esta Comunidad presenta mayor especialización que la media de España en actividades inmobiliarias y construcción, en comercio, en transporte, en hostelería y en industria manufacturera, y hasta ahí, salvo en el sector inmobiliario, la productividad está por debajo. Ésta es sólo una de las conclusiones que se desprende del informe que presentó ayer el «lobby» empresarial AVE, «Caminos para mejorar la competitividad de las empresas valencianas», elaborado en colaboración con el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE).

El documento no puede ser más elocuente: hay una clara debilidad competitiva de las empresas de esta Comunidad, hasta el extremo de que sólo un 17% de las compañías valencianas, según este estudio, ha alcanzado un nivel competitivo considerado excelente, frente al 31% del País Vasco ó el 25% de Cataluña y de Madrid. Eso explica, además, en gran medida, la pérdida de peso relativo de la economía valenciana en el PIB nacional y la divergencia de su PIB per cápita, o las dificultades con las que se encuentra esta zona a la hora de dar respuesta a los cambios de un escenario económico mundial cada día más cambiante y, por tanto, a la hora de atraer inversiones extranjeras. Es más, el estudio deja claro que el mayor impacto de la crisis en la Comunidad ha confirmado que el modelo de crecimiento que se siguió aquí no generó ninguna fortaleza competitiva. Todo eso simple y llanamente deriva en esa clara debilidad competitiva de las empresas de esta Comunidad y, por consiguiente, en una clara debilidad competitiva de la economía valenciana.

Ante esta situación de partida, los empresarios hacen autocrítica y admiten que hay factores internos que explican esta situación. De entrada, falta tamaño en las empresas, y, aunque no es el único factor determinante, sí explica en parte esos índices de productividad bastante inferiores. Las grandes empresas son escasas; hay un claro predominio de microempresas y trabajadores autónomos. Se emprende mucho, pero esa escasa dimensión de los proyectos hace que acaben muriendo más pronto que tarde. No es la única causa. Falta especialización en actividades basadas en el conocimiento, y falta una apuesta clara por la investigación.

Más duro es el informe impulsado por la organización de Vicente Boluda con los directivos: en esta Comunidad hay equipos directivos relativamente más jóvenes que en otras zonas, pero les falta formación, pecan de un exceso de personalismo en la gestión, y tienen aversión al riesgo y a comprometer recursos en proyectos a largo plazo.

Sea como sea, también hay factores externos que inciden en esas debilidades: el sistema financiero, las infraestructuras, un sistema educativo que no acaba de casar con lo que demandan las empresas, y una Administración pública sin recursos y que, según el informe, es «ineficaz» en el desarrollo de políticas de apoyo a las iniciativas empresariales.

Así las cosas, AVE no duda a la hora de presentar su recetario de recomendaciones: las empresas deben orientarse más hacia el aprendizaje y, desde una actitud humilde, tener una mayor tolerancia al error; deben adoptar enfoques más innovadores e incluso incorporar socios y aliados. No obstante, y, por encima de todo, insta a los empresarios darse un baño de realidad, y a tener apertura de miras.

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