Unas 300 personas, entre familiares, amigos, y vecinos, despidieron ayer a José María Ruiz-Mateos, fallecido el lunes a los 84 años y que, tras una eucaristía presidida por el obispo de Asidonia-Jerez, José Mazuelos, fue enterrado en Rota (Cádiz), su localidad natal. En concreto, en el columbario que él mismo hizo construir en la iglesia Nuestra Señora de la O de Rota y en el que están enterrados sus padres. Dos de los trece hijos del fundador de Rumasa, Álvaro y Javier, no asistieron al estar encarcelados por diversos casos relacionados con el holding familiar. Su viuda, Teresa Rivero, estuvo acompañada del resto de la familia. efe rota