El tirón de las exportaciones y del sector turístico no son suficientes. El mercado laboral alicantino aún continúa expulsando a otras provincias más mano de obra de la que logra atraer, a pesar de la mejora experimentada en la situación económica. Así lo pone de manifiesto el último informe del Observatorio Ocupacional, que señala que el año pasado hasta 83.173 alicantinos se marcharon a otras zonas del país para conseguir un contrato de trabajo, frente a los sólo 73.510 profesionales de otras demarcaciones que lograron un empleo en nuestra provincia. O en otras palabras, que las salidas superaron en 9.663 a las entradas.
Una situación que, para los sindicatos UGT y CC OO, demuestra que Alicante aún no ha logrado digerir el estallido de la burbuja inmobiliaria, ya que ningún sector ha sido capaz de absorber a los trabajadores que se quedaron en la calle cuando las grúas dejaron de funcionar. De hecho, si se analiza la evolución histórica, se observa que Alicante fue una provincia «importadora» de mano de obra de otras partes del país hasta el año 2006 y que fue a partir de esa fecha, con los primeros síntomas de desaceleración en el sector de la construcción, cuando se volvieron las tornas.
En 2008 llegaron a salir hasta 38.710 trabajadores más de los que entraron y, desde entonces, la cifra se ha reducido poco a poco pero ya nunca ha vuelto a situarse en positivo.
Cómo es lógico los mayores intercambios de mano de obra se producen con las provincias limítrofes -la cercanía al domicilio aún es un factor fundamental a la hora de escoger un empleo- aunque con resultados muy distintos. Mientras que el número de alicantinos que se marcha a trabajar a Murcia -principalmente a las campañas agrícolas- es muy superior al de los residentes de esa región que realizan el camino inverso; en el caso de Albacete y de Valencia son estas provincias las que envían más trabajadores de los que reciben.
Sin duda, la situación más llamativa es la que se produce con esta última. Las grandes ciudades -como es el caso de la capital de la Comunidad y su entorno metropolitano, que suma casi un millón de habitantes- suelen ser un foco de atracción y generar más oportunidades laborales, pero en este caso no resulta suficiente para contrarrestar el flujo de mano de obra que se produce en sentido contrario. Así, en concreto, en 2014 fueron 16.121 los valencianos que vinieron a trabajar a Alicante, 640 más de los profesionales de la provincia que se marcharon allí.
Donde sí se produce claramente este poder de atracción de las grandes ciudades es en Madrid y Barcelona. La capital del Estado fue el destino de 10.153 trabajadores alicantinos durante el año pasado frente a tan sólo 3.910 profesionales que se desplazaron desde la Villa para desempeñar su profesión en la provincia. Igualmente, se desplazaron hasta la capital catalana 4.069 alicantinos, casi el doble de los que vinieron desde allí.
Las Islas Baleares, Almería, Castellón o Málaga fueron otros de los destinos nacionales hacia los que partieron los emigrantes laborales alicantinos durante el año pasado, de acuerdo con el Observatorio Ocupacional.
Las profesiones más demandadas
En cuanto a los sectores en los que encontraron empleo, pocas sorpresas. La mayor parte de los contratos -29.262- se formalizaron en el sector agrícola; seguidos por la hostelería, con 6.644 contrataciones; el comercio detallista, con 3.677; la distribución mayorista, con 3.316; las ETT, 3.160; y las empresas dedicadas a actividades administrativas, con 2.933 contrataciones en 2014.
Para la secretaria de Empleo de UGT, Yaissel Sánchez, estos datos reflejan «que los trabajadores alicantinos continúan teniendo problemas para acceder a empleos que les garanticen un salario digno en la provincia». Una opinión que comparte la secretaria general de CC OO en l'Alacantí i les Marines, Consuelo Navarro, quien destaca la necesidad «de impulsar nuevos sectores para absorber a los trabajadores que perdieron su empleo al estallar la burbuja inmobiliaria».
