La Bolsa española perdió ayer el 5,01% de su valor, su mayor caída desde agosto de 2012, y se situó en niveles de principios de enero al bajar hasta los 9.756,60 puntos, afectada por el descenso de las plazas internacionales ante una posible desaceleración de la economía china mayor de la esperado y la intención de Estados Unidos de retirar en breve los estímulos que le han permitido superar la crisis con mayor vigor que la Unión Europea.

De esta forma, las caídas fueron generalizadas en los mercados de todo el mundo. En Europa, mientras la cotización del euro se aproximaba a 1,16 dólares, Milán cedió un 5,96%; el índice Euro Stoxx 50 y París, un 5,35% cada una; Fráncfort, el 4,7%, y Londres, el 4,67%.

En el caso español, la sesión de ayer supon el mayor batacazo del Ibex 35 desde el 2 de agosto de 2012, cuando la inacción del BCE en la crisis de la deuda provocó que la prima de riesgo se disparara por encima de los 600 puntos, lo que provocó la huida de los inversores internacionales y un descenso del 5,16% del selectivo.

El retroceso del mercado español seguía al que se registró en Wall Street el viernes, cuando la contracción de la actividad industrial en China y los datos económicos estadounidenses había provocado un descenso del 3% en el mercado neoyorquino. Por si fuera poco, en la madrugada del domingo al lunes las bolsas asiáticas registraban pérdidas cuantiosas por la desconfianza de los inversores sobre la evolución de la segunda mayor economía del mundo, después de que las autoridades chinas permitieran a los fondos de pensiones invertir hasta el 30%. Un gesto que se interpretó como un intento de Pekín de inyectar más liquidez a su mercado ante el posible frenazo de la economía.

Así, Shanghái cedía el 8,5%, el mayor descenso en ocho años; Hong Kong, el 5,2%, el segundo mayor retroceso del año, y Tokio, el 4,6%, la mayor bajada desde mayo de 2013. La situación empeoró antes de la apertura de Wall Street, cuando las plazas europeas perdían más del 6% mientras el euro cotizaba a casi 1,17 dólares y el barril de petróleo Brent bajaba hasta 42 dólares.

La gran incógnita

Tal y como apuntaban ayer desde el departamento de análisis de Bankinter, en estos momentos la principal preocupación de los inversores está en conocer la verdadera magnitud de la desaceleración de la economía china. La opacidad del régimen de Pekín no ayuda a despejar las dudas. «Ese es el 'quid' de la cuestión, porque si nos encontramos ante un aterrizaje brusco, estamos hablando de una bomba de relojería», advierten desde la entidad. Al respecto, recuerdan las importantes implicaciones que tendría un frenazo de la economía china a nivel mundial, ya que provocaría caídas en los precios de las materias primas y el contagio a otros países emergentes.

Al mismo tiempo, los inversores también temen que China decida contrarrestar esta situación con nuevas devaluaciones de su moneda, el yuan, lo que podría desencadenar una nueva guerra de divisas, según explicaba ayer el analista de XTB Daniel García. Por su parte, el estratega de mercado de IG Daniel Pingarrón apuntó que la situación actual «es muy complicada e imprevisible» y adelantaba un periodo de volatilidad en el que, en breve, podríamos ver un importante rebote. «La duda está en saber si tras ese rebote, volverán a caer», apuntaba.