España tiene en estos momentos 3,1 millones de mercantiles, según el Directorio Central de Empresas (Dirce). Ahora bien, el tamaño de las compañías está muy lejos del de otros países del entorno, hasta el extremo de que, de media, cada una sale a 4,7 trabajadores. Estas cifras sirvieron como base a Clemente González, presidente de Grupo Alibérico, dedicado al sector del aluminio, para alertar de que sólo creciendo en tamaño las empresas podrán apuntalar su continuidad y, por tanto, su supervivencia en el tiempo. De sus palabras, además, se desprendía una reivindicación muy clara: falta apoyo para que las mercantiles puedan expandirse. «Las empresas necesitan crecer, pero en este país se penaliza a las compañías desde el punto de vista laboral, fiscal, contable o jurídico. Es verdad que hay muchas pymes porque éste es un país muy orientado a los servicios, pero hace falta que las empresas crezcan en tamaño y que se apoye más a la industria», proclamó.

El presidente de Grupo Alibérico se mostraba en estos términos precisamente en la mesa redonda «Nuevos retos para la familia empresaria. España en Europa», dentro del primer Encuentro Mediterráneo que organizó la Asociación de la Empresa Familiar (AEFA) para conmemorar su XX aniversario, y en la que también participaron el propietario de la compañía francesa turística Groupe Hôtelier Gauze, Laurent Gauze; el propietario del Herbolario J. Navarro de Valencia, José Navarro; y el presidente de la cadena de supermercados Masymas, José Juan Fornés.

Fue en este escenario en el que, de entrada, se abordó la cuestión de, hasta qué punto, las empresas se pueden abstraer del contexto internacional. Ante ello, Laurent Gauze reivindicó más unión y cohesión entre los países europeos para que la salida a la crisis sea una realidad, mientras que Clemente González subrayó que «estamos en un mercado global donde todo nos afecta a todos», aunque, acto seguido lanzó un mensaje más positivo: «Veo los años 2015 y 2016 de una manera muy optimista para las empresas españolas», sentenció. Por su parte, tanto Jesús Navarro como el alicantino José Juan Fornés admitieron que, aunque si bien es verdad que determinados conflictos en los países del arco mediterráneo pueden acabar favoreciendo a las empresas españolas, lo importante es que las mercantiles de aquí se centren en hacer las cosas bien, pase lo que pase.

A partir de ahí llegó el momento culminante del debate, con la importancia que tiene para las empresas crecer en tamaño. Si es cierto que el propietario de Herbolario J. Navarro admitió que, en el caso de su empresa, con algo más de 200 años de trayectoria a sus espaldas, hasta ahora el desarrollo había sido más complicado por el hecho de tratarse de un comercio. «Realmente hemos empezado a crecer en los últimos diez años, y un comercio es complicado que pueda mantener a más de una familia. Además, en nuestro caso, o se crea una línea sucesoria o a estas alturas seríamos unos 500 primos», comentó. En un sentido totalmente opuesto se mostró el presidente de Grupo Alibérico, quien, a modo de ejemplo, relató su propia experiencia personal. Poco menos que vino a contar que el pasado 13 de enero reunió a 38 de sus directivos y les presentó un plan de crecimiento para los próximos cinco años. Si se aprobaba, seguiría en la empresa; de lo contrario, se jubilaría. El plan salió adelante y, a día de hoy, ya tienen seis propuestas de adquisiciones sobre la mesa. No menos contundente fue José Juan Fornés, que de tener una tienda hace 30 años ha pasado a contar con 122 supermercados. «Las empresas, y más las de distribución, o crecen o retroceden», subrayó.

Finalmente, todos coincidieron en transmitir a los herederos unos valores y unos principios, como la honestidad, la transparencia, el valor de la palabra o la cultura del esfuerzo para que la empresa continúe.