Bernardo Bello Lafuente, hijo de uno de los fundadores de Frudesa, Bernardo Bello, aseguró que la estructura societaria «off shore» se montó en los años noventa con la intención de diferir obligaciones tributarias pero dentro de la legalidad y que las cuentas están «correctamente declaradas». «Cuando vendimos Frudesa constituímos las sociedades en el exterior. Eran sociedades totalmente legales. Declarábamos el Impuesto de Patrimonio. Eran lo mismo que hoy las llamadas Sicav españolas», indicó. La estructura se comenzó a desmontar, según Bello, entre 2008 y 2009 coincidiendo con el anuncio de un nuevo sistema que obligaba a tributar anualmente las rentas en el exterior.

Ciertamente, el sistema de «trasparencia fiscal internacional» buscaba poner coto al subterfugio de interponer una sociedad instrumental entre la fuente de renta y el titular último de los capitales, atrayendo la fiscalidad de aquellas rentas hacia esa sociedad instrumental. De esta forma se evitaba que esas rentas fueran sometidas a tributación en España hasta que la entidad no distribuyese dividendos al socio o éste transmitiese su participación en la sociedad instrumental. Tal como reconoció ayer Bello, el sistema, aunque legal, permitía diferir el pago de impuestos, algo que ahora puede hacerse en España a través de Sicav. Según este empresario heredero de la fortuna de Frudesa, todas las ramas familiares tenían una estructura similar porque compartían asesor (Merrill Lynch), aunque cada familia, ahora más distanciadas, ha gestionado su patrimonio de forma independiente. Bello admitió que su familia decidió volver a incrementar su patrimonio en cuentas del HSBC a partir de 2011 porque «la situación en España se pudo crítica» y que todo el dinero está declarado en la Agencia Tributaria a través del Modelo 720, declaración sobre bienes en el extranjero.