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Las hipotecas en divisas extranjeras atrapan a un millar de alicantinos

La depreciación del euro ha disparado la deuda de quienes contrataron sus préstamos en francos suizos o yenes en plena burbuja inmobiliaria para pagar menos

Las hipotecas en divisas extranjeras atrapan a un millar de alicantinos

Mientras que la mayoría de los empresarios de la provincia ha recibido como un auténtico regalo la actual depreciación del euro, que beneficiará a las exportaciones y permitirá la llegada de más turistas, hay otro grupo de alicantinos para los que esta devaluación está suponiendo un auténtico mazazo. Se trata de aquellos que en plena burbuja inmobiliaria decidieron contratar su hipoteca en alguna divisa extranjera para ahorrarse dinero-principalmente en francos suizos y yenes japoneses- y que ahora, de repente, han visto aumentar hasta un 30% no sólo la cuota que pagan mensualmente, sino también el total de la deuda que tienen con el banco. Un colectivo que en la provincia alcanza al menos el millar de afectados, según los cálculos de la Unión de Consumidores de España (UCE), que en su mayoría no eran conscientes de los riesgos que asumían.

Gran parte de estos préstamos se contrataron entre los años 2007 y 2008, cuando el precio de la vivienda tocaba su máximo histórico y el euribor llegó a superar el 5%. En estas condiciones, las cuotas resultantes provocaban que las entidades tuvieran que rechazar a algunos clientes o que ellos mismos se echaran atrás al comprobar que no podían afrontar cantidades tan elevadas todos los meses. Fue entonces cuando algunos bancos y cajas empezaron a ofrecer la posibilidad de firmar la hipoteca en otras divisas distintas del euro, según explica el asesor jurídico de la UCE en la Comunidad Valenciana, Francisco Rodríguez.

El ahorro era notable. Frente a los tipos superiores al 5% que se pagaban en España, en Japón los intereses apenas se situaban en el 0,75% y en Suiza se podían conseguir por aproximadamente un 2%. De esta forma, las cuotas se rebajaban considerablemente y se adecuaban, artificialmente, a la capacidad del cliente. Por ejemplo, en un préstamo de 250.000 euros la diferencia podía ser de pagar unos 1.300 euros mensuales a unos 800, según Rodríguez.

«El perfil suele ser el de una hipoteca elevada, por encima de los 150.000 euros, que les venía muy justa. El problema está en demostrar si recibieron la información correcta o no. Porque, aunque les avisaran de algunos riesgos, está claro que no eran expertos y que no podían saber la enorme volatilidad que tiene este producto», apunta el delegado de Ausbanc en Alicante, Pedro Pérez, quien ya ha atendido una decena de consultas por este motivo en Benidorm, Alicante, Torrevieja o La Vila Joiosa.

Lo saben bien quienes apostaron por el yen, que convirtieron su vida en una auténtica montaña rusa. En estos años la moneda japonesa ha llegado a perder casi un 50% de su valor con respecto al euro para luego volver a recuperarse en varias ocasiones, con las consecuentes subidas y bajadas de las cuotas para los hipotecados. Ahora se sitúa entre un 15% y un 20% por debajo de su precio en 2008.

Adiós a la cotización mínima

En el caso del franco suizo, los hipotecados tenían la ventaja de que el banco central helvético mantenía una cotización máxima para su divisa, lo que daba más estabilidad a estos préstamos. Sin embargo, el supervisor suizo decidió poner fin a esta política el pasado enero, lo que provocó la inmediata revalorización de su moneda en casi un 30%.

Como señala el asesor jurídico de la UCE, el problema ya no es sólo que se incrementen las cuotas, «es que ahora la deuda de estos hipotecados es mayor que cuando firmaron el crédito». Por ejemplo, quien debía 200.000 euros a mediados del año pasado, en estos momentos debe el equivalente a 260.000 euros. «Y lo peor es que en muchas hipotecas hay una cláusula que permite al banco exigirte esa diferencia porque la garantía que se aportó sólo cubre la cantidad inicial», explica Francisco Rodríguez.

Si se intenta negociar con la entidad para convertir a euros el préstamos, los clientes se topan con la misma exigencia de abonar la diferencia. Y, por supuesto, vender la casa tampoco resulta una opción ya que en la mayoría de los casos su valor actual no cubre el préstamo y nadie está dispuesto a subrogarse. Además, se da la circunstancia de que algunas de las entidades más activas en la venta de este producto, como Banco de Valencian o Catalunya Caixa, acabaron quebrando y han sido adjudicadas ahora a otros operadores.

En toda España los cálculos sobre el número de afectados oscila mucho entre los 70.000 que citan algunas asociaciones, y los entre 20.000 y 30.000 que calculan desde la UCE. Entre ellos no sólo hay particulares que compraron viviendas demasiado caras para sus posibilidades, también fue una trampa en la que cayeron algunos empresarios para financiar sus naves

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