Otros siete exconsejeros de Caja Madrid que declararon ayer como imputados en la Audiencia Nacional por el escándalo de las tarjetas opacas defendieron que la entidad se las entregó para uso personal y que era ella la que se encargaba de tributar por ellas. Alguno lamentó el «enorme trastorno» que provocó este asunto en su reputación, como la expresidenta la de la Fundación Caja Madrid Carmen Cafranga, mientras que otros, como el consejero delegado de OHL, Javier López Madrid, afirmaron que, de haber sabido que las visas eran irregulares, no solo la habría entregado, sino que habría dimitido.

Cafranga explicó al juez instructor, Fernando Andreu, que el «perjuicio» a su imagen ha sido tal que el Banco Santander le negó un aval para regularizar su situación con Hacienda. López Madrid, que siempre pensó que era una tarjeta exclusiva de Caja Madrid porque así lo dio a entender Rodrigo Rato en una reunión del Consejo de Administración de Bankia, habló de un «exceso de confianza» y, aunque es «evidente que algo ha hecho mal», dijo, procuraba llevar un control del gasto. Su grupo empresarial, añadió, es el que «más ha perdido con la salida a Bolsa de Bankia», con lo que, si hubiese conocido las irregularidades, habría abandonado su cargo.

Como la mayoría, el expresidente de la patronal madrileña, Arturo Fernández, defendió que la tarjeta que le entregó Caja Madrid para «libre disposición» era «transparente» y que la empleó en los restaurantes de su grupo porque son suyos «y más baratos», y reconoció que cargaba importes «redondos», aunque ignoraba por qué siempre a las 0:50 horas.

Para ellos dos, la Fiscalía no ha pedido fianza civil, en el caso de Cafranga -que gastó 175.200 euros- porque estuvo muy poco tiempo ocupando el cargo de consejera y el grueso fue miembro de la Comisión de Control. En el de López Madrid (34.807 euros), así como en el de Arturo Fernández y Luis Blasco, porque devolvieron íntegramente las cantidades percibidas (37.726 y 51.700 euros, respectivamente).

Por otro lado, Hacienda fiscalizó las dos cuentas en las que, según Bankia, Caja Madrid cargó los gastos efectuados por los exconsejeros y exdirectivos de la caja imputados por el escándalo de las tarjetas opacas, según las actas que la Agencia Tributaria ha remitido a la Audiencia Nacional.

Las actas de conformidad, correspondientes al Impuesto de Sociedades de 2004, 2005 y 2006 y firmadas por el inspector y un representante de Bankia y otra de la Fundación Caja Madrid el 7 de junio de 2013, demuestran que la Agencia Tributaria inspeccionó esas cuentas durante años. Sin embargo, esto no quiere decir que Hacienda conociera la existencia de las polémicas tarjetas, sino que inspeccionó las cuentas en las que se cargaron algunos de sus gastos y pudo pedir detalles a Caja Madrid de determinados gastos para ver si eran deducibles.