Fue uno de los colectivos que más sufrió desde el mismo momento en que estalló la crisis económica y ahora parece que la recuperación los está dejando de lado o, al menos, les está tardando más en llegar. Y es que, a pesar de que la mejora económica permitió la creación de más de 27.000 empleos en la provincia durante el año pasado, la cifra de ocupados extranjeros continuó descendiendo y se redujo en 10.600 personas en el mismo periodo, de acuerdo con la última Encuesta de Población Activa, que se acaba de conocer.
Una situación que tanto CC OO, como UGT no dudan en calificar como «preocupante» y que, a su juicio, revela la especial vulnerabilidad de los trabajadores que llegaron de otros países durante los años de bonanza al carecer del apoyo que suponen las redes familiares y de contactos que sí poseen los autóctonos. Unas conexiones que, en la mayoría de los casos, son clave a la hora de conseguir cualquier empleo.
De esta forma, aunque el número de parados extranjeros también se reduce notablemente entre diciembre de 2013 y diciembre de 2014, al pasar de 60.100 a 43.700, lo cierto es que esta caída no se debe en ningún caso a que estas personas hayan encontrado empleo. Al contrario, sólo se explica por la reducción de la población activa entre el colectivo -los que buscan trabajo de forma efectiva- y de la misma cifra de inmigrantes, que no deja de caer en los últimos años ante el regreso de muchos de ellos a sus países de origen o su marcha hacia otras zonas de Europa donde existen más oportunidades laborales en estos momentos.
Así, la EPA estima que el número de extranjeros residentes en la provincia disminuyó en 6.300 durante el pasado año. Como recuerda la responsable de Empleo de UGT en l'Alacantí, Yaissel Sánchez, «la población extranjera tiene mayor facilidad de movimiento por sus propios procesos migratorios» y, ante la prolongación de la crisis, muchos deciden «iniciar nuevas etapas».
Más jubilados
No obstante, también llama la atención el aumento del grupo de inactivos (+20,700) y, en especial, el incremento de la cifra de jubilados. Un fenómeno que el portavoz de CC OO en l'Alacantí, José María Ruiz Olmos, relaciona con los europeos que llegaron a la provincia hace años en busca de una mejor calidad de vida y que, ante la caída del consumo, están optando por cerrar sus negocios y retirarse.
En cualquier caso, a pesar de esta reducción, la tasa de paro de los extranjeros todavía se sitúa en la provincia en el 34,8%, once puntos y medio más que la que tienen los españoles.
Pero, sin duda, el dato más preocupante es el de la caída de ocupación entre el colectivo cuando el mercado laboral de la provincia registra la mayor creación de empleo de los últimos ocho años, según la EPA. En concreto, frente a los 92.600 extranjeros que tenían trabajo en Alicante al finalizar 2013, en diciembre de 2014 la cifra había caído a 82.000. Es decir, 10.600 menos.
Más temporalidad
Por si fuera poco, la encuesta que elabora el INE trimestralmente también deja claro que las condiciones laborales de muchos de ellos no son nada buenas. Así, hasta el 51% de los trabajadores extranjeros de la provincia tiene un empleo temporal frente al 25% de los españoles.
Sin embargo, como apunta Ruiz Olmos, uno de los problemas con los que se toparon los extranjeros al estallar la crisis fue que, de repente, los españoles «empezaron a competir con ellos por los mismos empleos, que hasta ese momento habían despreciado». De esta forma, muchos se vieron desplazados de las actividades que realizaban hasta ese momento.
A pesar de ello, los sindicatos rechazan que haya un componente racista o xenófobo en esta situación y lo atribuyen a los menores contactos con que cuentan los foráneos para buscar trabajo. Esta falta de redes sociales que aportan la familia o los amigos, también hace a los extranjeros «más vulnerables a los abusos y a la explotación laboral», según recuerda la portavoz de UGT, y también a los efectos del desempleo.
Además, cuentan con un problema adicional ya que una situación prolongada de desempleo puede provocar que acaben perdiendo el permiso de trabajo y residencia, en aquellos casos en que no cuentan todavía con uno permanente.
