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El centro de oficios reabre tras dos años

Coepa vuelve a impartir cursos en el edificio de Babel, cerrado desde mediados de 2012, y dice que irá ampliando la actividad, aunque sigue negociando con el Consell una dación en pago para liquidar la deuda

Los alumnos en un curso de prevención de riesgos laborales, que ha comenzado a impartirse hace unos días en el centro de oficios que Coepa tiene en Babel, en Alicante. HÉCTOR FUENTES

La intención de Coepa de desprenderse del Centro de Formación en Prevención de Riesgos Laborales y Oficios que tiene en el polígono de Babel no es un secreto a estas alturas. Durante dos años el centro ha estado cerrado a cal y canto, y las instalaciones se han ido desmantelando, mientras la cúpula de la patronal trataba por todos los medios de llegar a un acuerdo con el Ayuntamiento de Alicante y el Consell para librarse del edificio, a través de una dación en pago. Se quería así frenar la sangría que estaba provocando un inmueble que, pese a que había echado la persiana, generaba unos gastos de mantenimiento anuales cifrados en unos 22.000 euros, y que tenía asociada una deuda que se incrementaba mes a mes por el impago de las cuotas del crédito que concedió el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF), y que en las cuentas aprobadas en septiembre de este año se cifraba en 2,9 millones de euros. No sólo eso. También se pretendía poner fin a la amenaza que siempre ha planeado de fondo de tener que devolver las subvenciones que llegaron de la Generalitat y de los fondos sociales europeos, si no se imparte formación en el edificio. Ahora la situación ha vuelto a dar un giro copernicano. Las conversaciones continúan, pero Coepa ha reabierto las instalaciones, y lo ha hecho para impartir un curso de prevención de riesgos laborales de 60 horas, que ha comenzado hace apenas unos días.

El escenario elegido para este ciclo, en cualquier caso, no es puntual. Al menos, eso es lo que aseguran el presidente de la patronal, Moisés Jiménez, y su secretario general, Fermín Crespo, quienes confiesan que la idea es comenzar a abrir de forma progresiva este edificio, que tiene ni más ni menos que una superficie de 6.800 metros cuadrados. Por ahora, el plan se ha puesto en marcha en la zona donde en su día, cuando estaba a pleno rendimiento el edificio, estaba la recepción, el área administrativa y las aulas destinadas a la formación más teórica. Es en este punto en el que empieza el recorrido por las instalaciones. Fue la última zona que se abrió en este centro que se fue construyendo y poniendo en marcha por fases: primero fue el simulador de accidentes laborales, con una infraestructura bastante pionera en España y casi en Europa; luego vino la parte destinada a cursos más prácticos, de carpintería o fontanería, sin ir más lejos; a continuación una tercera fase con aulas y salas multiusos con una vertiente más teórica; y una cuarta en la que está la actual recepción, zona de despachos, más aulas y una gran sala de conferencias con capacidad para 150 persona. Esta última es la que ahora se ha habilitado, aunque, por el momento, sólo se utiliza la recepción y una pequeña aula equipada, mientras que el grueso de las salas están casi vacías. El mobiliario, explican el presidente y el secretario general, se ha trasladado en parte a la sede de la calle Orense o se ha acumulado en el aparcamiento subterráneo que en estos momentos hace las veces de almacén. Mientras tanto, Fermín Crespo explica que, cuando el edificio empezó a ponerse en marcha hace una década, había más programas de formación. «Los fondos destinados a formación han bajado», sentencia. ¿Y por qué se reabre ahora el inmueble? «Simplemente, porque empieza a haber más actividad y hay que dar una utilidad a este edificio», responde el secretario general. Es más, descarta que esta decisión responda al temor a perder las subvenciones recibidas, un temor, por otro lado, que siempre ha estado ahí y que supondría la sentencia de muerte para la patronal. «Los cursos se han concentrado a final de año, no había espacio suficiente en la calle Orense y, por eso, hemos creído conveniente utilizar todos nuestros recursos. Por eso, y porque un centro en uso se mantiene mejor», subraya Fermín Crespo.

Poco a poco la visita va avanzando hasta llegar al simulador de riesgos laborales, una de las joyas de la corona del activo inmobiliario más importante que aún conserva Coepa, y que, por otro lado, es el único que mantiene junto a la sede de la calle Orense, tras la venta del edificio de Ruperto Chapí. La infraestructura se asimila a un edificio a medio hacer, aunque también tiene un aula, esta sí totalmente equipada, para las clases teóricas. Varios tipos de grúas, dos ascensores, tabiques de diferentes tipos y vallados de seguridad también diferentes -y que los responsables de Coepa reconocen que habrá que cambiar antes de volver a poner en marcha las instalaciones por seguridad- configuran un escenario que permite a los trabajadores de la construcción hacer todo tipo de prácticas, especialmente enfocadas a frenar los índices de siniestralidad laboral en el sector.

Fermín Crespo y Moisés Jiménez continúan, al mismo tiempo, profundizando en los proyectos más inmediatos. «La idea es continuar avanzando y cada vez impartir más cursos, y así nos lo han pedido también nuestros asociados», relatan. Es en este punto cuando llega la siguiente parada: la cocina, que es otra de las perlas del centro de oficios. En este sentido, aseguran que la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Alicante ya ha mostrado cierto interés por impartir ciclos allí, aunque no hay nada cerrado. «No tiene nada que envidiar a la cocina de un restaurante de lujo», puntualiza el presidente de Coepa. Falta uno de los dos bloques originarios de fogones, es verdad, pero se defienden diciendo que, cuando se suspendió la formación, no pudieron seguir pagando y tuvieron que devolver uno de ellos al proveedor. «Hemos tocado fondo, ya no pueden venir menos aportaciones para formación, incluso puede que haya más, y eso, junto a la reactivación de la economía y el interés de nuestros asociados, nos lleva a pensar que se podrán poner en marcha más cursos y abrir poco a poco el centro, aunque dependerá del dinero que al final llegue para los cursos y de las relaciones con otras instituciones», apuntan. ¿Hay un cambio de paso en las negociaciones con el Consell? «No tiene por qué haber ningún cambio, podemos seguir con las negociaciones, y el edificio permite colaboraciones y multitud de usos», concluyen los directivos. El centro de oficios acaba de abrir tras dos años, como también sigue abierto su futuro más inmediato. Por ahora, y con unas elecciones a la vista en la patronal, nadie quiere cerrarse puertas.

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