Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La firma de Ortiz y Bancaja acumula más de 676 millones en pérdidas en cuatro años

Un informe pericial cuestiona la valoración de los terrenos y las participaciones que el constructor y la entidad aportaron como capital a Urbanika, la impulsora del Plan Rabasa

El empresario Enrique Ortiz, en el Rico Pérez JOSE NAVARRO

Podría haber sido uno de los mayores «pelotazos» de la historia del sector inmobiliario en España«pelotazos» de la historia del sector inmobiliario pero, hasta la fecha, Urbanika, el grupo que crearon el constructor Enrique Ortiz y Bancaja con el objetivo principal de desarrollar el Plan Rabasa en Alicante, sólo ha sido un pozo sin fondo. De acuerdo con los datos recogidos en los informes periciales que se acaban de entregar al instructor del denominado «caso Bankia», y confirmados por este diario en el Registro Mercantil, sólo entre los años 2009 y 2012 -el último en el que presentó sus cuentas- la citada sociedad sumó unas pérdidas de más de 676 millones de euros, una cantidad que, por poner un ejemplo, duplica todo el presupuesto de la Conselleria de Infraestructuras para este ejercicio.

Como ayer informó este diario, los nuevos gestores de Bankia han remitido a la Fiscalía Anticorrupción diversas operaciones realizadas por el grupo, en las que considera que se registraron numerosas irregularidades que beneficiaron al empresario en perjuicio de la antigua caja valenciana. En esta operaciones, casi siempre la sociedad común adquiría activos o participaciones en empresas de Ortiz por un precio que, según las investigaciones de los nuevos gestores de la entidad, resultaba excesivo.

Una opinión que parecen compartir los dos inspectores del Banco de España que ahora han realizado el informe pericial para el juez Fernando Andreu. Así, uno de ellos destaca, por ejemplo, que los socios valoraron en 685 millones de euros los terrenos y participaciones empresariales que se aportaron como capital de Urbanika, cuando su registro contable en las sociedades aportantes era de sólo 360 millones. «Es evidente que la valoración de las aportaciones no dinerarias de 2009 y 2010 era incorrecta teniendo en cuenta las pérdidas que poco después se produjeron», señala el experto en su escrito.

Nunca ganó dinero

En este sentido, desde que Bancaja entró en la sociedad, en la que también participa la inmobiliaria Espacio, ésta nunca ha ganado dinero. Algo lógico si se tiene en cuenta que su principal finalidad era el desarrollo del Plan Rabasa que nunca se ha llegado a ejecutar y que este año ha acabado anulado por los tribunales. Así, ya en 2009 la mercantil registró unas pérdidas de 8 millones de euros, que en 2010 se convirtieron en 30 millones. Una menudencia comparados con los 447 millones de números rojos que se anotó en 2011, cuando se vio obligada a reconocer el deterioro de los activos que acumula y que se componen de varios millones de metros cuadrados de suelo, en su mayoría rústico, y sociedades participadas. Finalmente, en 2012, el último ejercicio en el que ha registrado sus cuentas, anotó otros 195 millones de euros de pérdidas.

Esto ha provocado que el patrimonio neto de la mercantil haya pasado de 666 millones de euros en 2010, a 140 millones en 2012. Una situación que, a buen seguro, no mejoró en 2013 ni durante el presente 2014.

De hecho, Bankia, heredera de los negocios de Bancaja, ya ha provisionado por completo en su balance el importe de su participación en Urbanika, para la que busca un comprador. Por su parte, los créditos que mantenía con el grupo forman parte de los que traspasó a la Sareb, el «banco malo».

El deterioro de Urbanika, que el equipo de Rodrigo Rato no había reconocido, fue uno de los que provocó que Deloitte se negara a firmar las cuentas de Bankia y desencadenara la intervención del Gobierno. De hecho, su sucesor, José Ignacio Goirigolzarri, se vio obligado a anotar hasta 103 millones de euros de pérdidas adicionales en la entidad por culpa de la situación de la mercantil y varias de sus participadas cuando reformuló las cuentas en el mes de mayo de 2012.

Así, según el informe pericial, la auditora destacaba la imposibilidad de que el proyecto siguiera adelante. «Esta sociedad participada es, fundamentalmente, propietaria de suelo por lo que necesita financiación para pagar los intereses, para pagar las deudas a su vencimiento y para pagar las futuras obras en el momento en que arranquen», apunta la auditora que cuestionaba su viabilidad.

Ahora la supervivencia de la mercantil, una vez que la justicia ha anulado el Plan Rabasa, depende de que Ortiz consiga poner en marcha el recinto comercial en el que se debe ubicar Ikea.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats