De poco le sirvió al entonces administrador único de Tinser, Alfonso Rodríguez Rabadán, que Modesto Crespo fuera nombrado presidente del consejo de administración de la participada porque él siguió con la misma actividad que venía desempeñando, lo que le suponía un 10% de su trabajo en la CAM por el que cobraba 60.000 euros al año. Así de claro y rotundo fue es testimonio que Rodríguez Rabadán prestó ayer en calidad de testigo ante Gómez Bermúdez en la pieza abierta por las dietas de Crespo.

Según esta declaración, la caja acordó pagar 300.000 euros por una función que hasta ese momento le costaba 6.000. Y esto sin que tampoco Crespo pusiera mucho celo en su cometido habida cuenta de que, tal y como señaló el entonces directivo de la caja, después gerente de la Fundación CAM y hoy parado, la primera reunión con el empresario ilicitano se produjo en septiembre de 2010, es decir, diez meses después de ser nombrado presidente del consejo de administración de la participada. Un encuentro que, pese a lo tardío y teniendo en cuenta la generosidad con la que estaba retribuido el cargo, apenas duró una hora.

Con una contundencia que dejó sorprendidos a los abogados, en especial al de Crespo, Rodríguez Rabadán agregó que era el director general de participaciones empresariales, Joaquín Meseguer, quien le trasmitía la idea de que a Tinser había que darle un impulso, aunque nada de eso se hizo. A ello se añadió ayer que las actas aportadas por el Sabadell de las reuniones de Tinser demuestran que realmente no se celebraron.