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Sax

Dos encapuchados asaltan a un hombre en su casa para robarle un décimo de lotería

Los ladrones le golpearon para sustraerle la cartera pero el número, que tenía un premio de 60.000 euros, lo ingresó un día antes en el banco

Guillermo Abenza relataba anoche en su casa de Sax cómo se produjo el violento asalto. J.C.P.G.

El sajeño Guillermo Abenza Serrano ha pasado, en apenas tres días, de sentirse un hombre feliz y afortunado, al ser agraciado con el primer premio de la Lotería Nacional, a sufrir un asalto en su propia casa que le ha dejado traumatizado, temeroso y dolorido.

Tiene 68 años y hace año y medio sufrió un infarto que estuvo a punto de costarle la vida. Así que el sábado tuvo que controlar la emoción cuando se enteró de que le habían tocado 60.000 euros con el décimo que había adquirido unos día antes en un bar de Sax, concretamente el 21.980 que vende la Administración «El Cid» de Petrer.

Guillermo se encontraba durmiendo solo en su casa de la calle Tejera, en el barrio El Vilaje, cuando tocaron a la puerta de forma insistente. Preguntó quien era pero nadie respondió. Eran las ocho de la mañana del martes así que salió en pijama y justo cuando estaba abriendo la puerta le dieron un fuerte puntapié desde fuera. El inesperado golpe le hizo caer al suelo y entonces un joven encapuchado le pisó de forma violenta en el costado y le propinó varios puñetazos en la cara mientras le tapaba la boca para que no pudiera pedir auxilio. Otro joven, también con el rostro oculto, entró a continuación en la vivienda con un cuchillo de grandes dimensiones y se dirigió a la habitación. Sólo le robó la cartera que tenía en un bolsillo del pantalón. Ambos debieron pensar que allí se encontraba el décimo premiado y se dieron a la fuga a la carrera. Sin embargo, el número agraciado se lo había entregado un día antes la víctima a su hermana y ésta ya lo había ingresado en el banco. En la cartera no había ni siquiera dinero. Sólo la documentación de la víctima. Tras recuperarse del susto fue atendido en el centro de salud de las contusiones que presentaba en el costado, la espalda y la cara. También le controlaron la tensión para que no sufriera un nuevo infarto. Desde entonces ya no duerme en su casa. Tiene miedo y una extraña sensación. Está eufórico por el premio y traumatizado por el asalto.

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