Todos los cambios en la legislación tributaria siempre conllevan ventajas y desventajas y la nueva reforma fiscal que ha aprobado el Gobierno -y que ahora se encuentra en tramitación parlamentaria- no es ninguna excepción. Aunque desde el Ejecutivo insisten en que supondrá una rebaja general en las cantidades que tendrán que abonar los contribuyentes, también puede acarrear más de una sorpresa desagradable para aquellos no se preparen, tal y como ayer se puso de manifiesto durante la jornada organizada por la Asociación de la Empresa Familiar de Alicante (Aefa) y la consultora PwC para analizar la repercusión de la nueva normativa sobre este tipo de negocios.

El taller se centró especialmente en los efectos de la reforma sobre las sociedades holding con las que muchas familias empresarias organizan sus grupos para, entre otras cosas, evitar que las disputas por la propiedad o las herencias afecten a la actividad de las compañías, según explicó el presidente de Aefa, Francisco Gómez, minutos antes del acto.

En el lado de los pros, el responsable de PwC Tax & Legal Services de Levante, Juan Mestre, destacó que la reforma extiende a las participadas españolas de este tipo de sociedades las exenciones que ya existían por el cobro de dividendos o la venta de filiales extranjeras. De esta forma, se equipara en cierto modo el tratamiento fiscal que los holdings tiene por la recuperación de inversiones por esta vía en todos los casos, tanto en el exterior como en el territorio nacional, y facilita la gestión de estas sociedades.

Sin embargo, por otra parte los socios de los holdings pueden verse perjudicados por la eliminación de los denominados coeficientes de abatimiento, que permitían descontar la inflación de las plusvalías generadas cuando se venden acciones o inmuebles de cierta antigüedad -en este último caso, adquiridos antes de 1994-. La diferencia entre vender antes del 31 de diciembre o esperar al 1 de enero puede ser muy sustanciosa e, incluso, provocar que algunas operaciones dejen de resultar rentables. Tanto es así, que la mayoría de la oposición en el Congreso y el Senado ya han mostrado su rechazo a esta eliminación -en especial, en lo que afecta a los inmuebles-, aunque de momento el Gobierno no parece dispuesto a dar marcha atrás.

«Cada caso es diferente y por eso lo que pretendemos en estas jornadas es que los empresarios planifiquen y hagan cuentas de qué es lo que más les conviene», señaló Mestre. En cualquier caso, destacó los beneficios de articular los grupos empresariales familiares a través de holdings -sociedades tenedoras de acciones que ejercen de cabeza de un grupo- que evitan interferencias con la actividad de las compañías cuando se registran problemas entre los propietarios.

La segunda parte del taller estuvo dedicada a analizar los distintos instrumentos que existen para la gestión internacional del patrimonio.