Son más discretos, sin grandes ERE que impliquen negociaciones públicas, y más pausados, pero los ajustes de plantilla y de sucursales en el sector financiero todavía continúan a pesar de que el Gobierno y las propias entidades tratan de transmitir que la reestructuración ya ha finalizado. Tanto es así, que en el caso de la provincia de Alicante la banca es la única gran actividad económica que continúa destruyendo empleo en términos interanuales, frente al repunte del número de asalariados que se registra en el resto de ramos, de acuerdo con los últimos datos de afiliación de la Seguridad Social.

Así, entre septiembre de 2013 y el mismo mes de este año el número de empleados en el sector financiero en Alicante ha pasado de 10.017 a 9.437. Es decir, un retroceso de 580 ocupados que contrasta con la evolución que ha seguido el empleo en la provincia en el mismo periodo, en el que se han generado casi 18.000 nuevos puestos de trabajo por cuenta ajena.

Destacan, en este sentido, los cerca de 4.600 empleos asalariados creados en la hostelería al calor de la buena temporada turística; pero también los casi de 3.900 nuevos contratados que hay en la industria -gracias a los pedidos llegados desde el exterior-, o los más de 3.000 nuevos ocupados que contabiliza el comercio y que reflejan una mejora también en la situación del consumo interno. Incluso la construcción cuenta con más de un millar de asalariados más que hace un año.

Sin embargo, lejos de esa aparente recuperación de la actividad, las entidades todavía tratan de recortar gastos para mejorar sus cuentas. Con el euribor por los suelos, que impide que puedan rentabilizar las hipotecas que tienen concedidas, y los clientes quejándose por el incremento de las comisiones, los bancos tienen pocas alternativas para incrementar sus beneficios y tener contentos a los mercados y a sus propios accionistas, que empiezan a reclamar dividendos más generosos.

De hecho, ahora son las entidades teóricamente más sanas, las que superaron las crisis sin ayudas, las que están realizando los principales ajustes. Tanto Santander, como BBVA están llevando a cabo prejubilaciones selectivas pero continuas en sus plantillas de Alicante durante los últimos, según afirma el responsable de finanzas en CC OO en l'Alacantí, Rafael Pomata, y el SabadellCAM también está ofreciendo esta posibilidad a sus trabajadores de edad más avanzada, a pesar de que el ERE aprobado en el año 2012 ya supuso la salida de prácticamente todos los que en esa fecha superaban los 55 años.

Buenas condiciones

«Ofrecen buenas condiciones, en algunos casos el 80% del salario bruto, como antes de la crisis, y hay mucha gente dispuesta a marcharse porque no se sabe qué pasará en un futuro», explica Pomata. «Además, el trabajo en un banco ya no es como antes. La presión es muy grande, las entidades quieren comerciales que vendan sus productos y los horarios se prolongan de ocho de la mañana a ocho de la tarde», añade el portavoz de CC OO.

En la misma línea, el responsable de banca en UGT en la provincia, Eloy Gonzalo, destaca que el modelo de sucursal está evolucionando hacia un estándar más europeo, lo que significa menos sucursales pero más grandes. «Se están cerrando muchas oficinas pequeñas. Miran la rentabilidad una a una y, si no les salen las cuentas, no tienen problema en bajar la persiana», apunta Gonzalo. No en vano, sólo entre septiembre del año pasado y junio de 2014 se han cerrado 107 sucursales bancarias en la provincia, hasta dejar el total en 1.156.

Entre éstas hay un buen número de la red de Banesto, que se integró en el Santander, y también de la Caixa, después de que la entidad catalana asumiera el control del Banco de Valencia. La caja presidida por Isidro Fainé tiene pendiente, además, la absorción de la red de Barclays, que supondrá nuevos recortes. Pero también hay muchas otras delegaciones que se cierran por decisión interna de las entidades para mejorar sus ratios.