Resistir es vencer. Al menos en el caso de Ausur, la concesionaria de la autopista que conecta Alicante con Torrevieja y Cartagena. Tras más de un año rechazando todo tipo de presiones para que aceptara integrarse en la futura sociedad estatal que aglutinará a las carreteras de peaje quebradas, la compañía está ahora a punto de cerrar un acuerdo con sus acreedores que no sólo le permitirá evitar el concurso, sino también mantener su independencia.
La clave ha sido el cambio de actitud de la banca, que ha pasado de negarse a refinanciar la abultada deuda de la concesionaria -de más de 240 millones de euros-, a contemplar ahora esta posibilidad como la salida menos onerosa para sus bolsillos. De esta forma, frente a la quita del 50% que exige Fomento en la deuda de las autopistas que entren a formar parte de Seittsa, la última propuesta sobre la mesa en la negociación que mantienen Ausur y los bancos contempla la refinanciación a 22 años del 70% del dinero que les debe, y la conversión del restante 30% en créditos participativos, que se transformarían en acciones de la sociedad en caso de impago.
Además, el interés que pagará la concesionaria será muy superior a la rentabilidad que propone el Ejecutivo para el bono en que se convertirán los créditos pendientes de las carreteras que sean rescatadas, uno de los mayores puntos de fricción entre Fomento y las entidades financieras afectadas.
Carta a Fomento
Fue en diciembre del año pasado cuando los seis grandes del sistema financiero español -Sabadell, Santander, BBVA, Bankia, CaixaBank y el Popular, que también son los principales acreedores de Ausur- remitían una carta al Ministerio de Fomento dejando claro que no iban a renovar el crédito sindicato que mantenían con la autopista. De esta forma, pretendían forzar su entrada en concurso de acreedores y obligar a su principal accionista, el grupo Ploder, a que accediera a participar en el plan de rescate del Gobierno.
Sin embargo, la promotora madrileña se negó en redondo, aduciendo que su situación era muy diferente a la del resto de autopistas quebradas ya que, entre otras cosas, su resultado de explotación era positivo y ya había amortizado una parte importante de su deuda -la vía lleva en funcionamiento desde el año 2001-, al contrario de lo que ocurre con las radiales de Madrid o la circunvalación de pago de Alicante. Ploder resistió incluso las presiones de algunos de sus socios, como Cajamar, que también apostaban por la solución pública ante la delicada situación de la sociedad.
A pesar de esta falta de financiación, los ingresos generados por los peajes han permitido a Ausur mantenerse a flote durante estos meses hasta que, finalmente, los bancos han decidido darle una nueva oportunidad al acuerdo. Eso sí, lo han hecho tras conocer las condiciones del Ministerio de Fomeno y comprobar que no son tan ventajosas como ellos esperaban. También ha influido el hecho de que el propio Gobierno parece haber rebajado la presión para que la autopista de Torrevieja se integre en la sociedad pública, al no considerarla ya imprescindible para que el proyecto pueda salir adelante, como sí ocurría el año pasado.
Entonces, los ingresos que podía aportar Ausur al nuevo grupo eran clave para que Bruselas no considerara este rescate como una ayuda de Estado y le diera su visto bueno. Sin embargo, la CE ya ha dejado claro que apoyará el plan con independencia de si la autopista de Torrevieja entra a formar parte de él o no.
Más tráfico
En paralelo, durante los últimos meses la mejora económica y, sobre todo, la mayor afluencia de turistas han propiciado que el tráfico empiece a repuntar en esta carretera -hasta un 11% en algunos meses puntuales, como el pasado abril-, lo que también ha contribuido a mejorar la facturación de la concesionaria. El acuerdo final podría producirse en las próximas semanas.
