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La aventura asturiana del Grupo Marjal

La empresa alicantina saca a la venta el hotel rural de lujo que su presidente puso en marcha en 2005

Una imagen de la Hostería de Torazo, propiedad del Grupo Marjal INFORMACIÓN

Francisco Gómez, (Guardamar del Segura, Alicante, 1947), director general del Grupo Marjal, y presidente de la Asociación de la Empresa Familiar de Alicante, se enamoró de Asturias hace años, igual que los asturianos se «enganchan» a las playas levantinas. El flechazo culminó con la inauguración en 2005, de la Hostería de Torazo, asentada en una parcela de 4.000 metros cuadrados, helipuerto y spa, con más de cuatro millones de inversión a sus espaldas, actualmente en venta.

«La aventura de un hombre suele ser una mujer, la mía fue el hotel». Lo confiesa a este diario un hombre de reconocido prestigio profesional, forjado en el trabajo desde que terminó arquitectura técnica en Barcelona. Su carrera le llevó a trabajar en proyectos de construcción y como técnico municipal durante varios años. En 1979 fundó Marjal junto al también empresario José Fur. Desde entonces, el grupo ha diversificado su actividad en distintos mercados y segmentos económicos como el turístico -posee dos campings con bungalós en Guardamar y Crevillent-, industrial, servicios, promoción y construcción.

«Me empecé a aficionar a los paisajes asturianos, a hablar con los paisanos y a disfrutar de esta tierra», afirma Gómez, hasta el punto de que con otro socio alicantino y animado por su amigo asturiano, Carlos García, ya fallecido, se planteó comprar una casona para restaurarla y disfrutarla en familia.

Lo compraron a un mexicano

En Torazo descubrieron una inmensa finca, ideal para materializar aquel sueño de lujo rural. «El propietario era un mexicano que no nos dejó ver la edificación hasta que fuimos al notario a escriturar. Era una ruina de estructura de madera que había que derribar», relata Gómez. Alejandro Vega, ex alcalde socialista de Cabranes y actual diputado regional, les animó a emprender un proyecto hotelero. «El terreno era demasiado grande para una sola casa y de ahí surgió esta historia que salió del corazón y del amor a esta tierra», señala Gómez. El hotel, con 30 habitaciones y salones para celebraciones, se convirtió en referente dentro y fuera de Asturias.

«Torazo fue Pueblo Ejemplar. Nos llevamos muchas satisfacciones», asegura. El fallecimiento de Carlos García, el socio asturiano, fue un mazazo. «Nos quedamos con el negocio dos alicantinos a 1.000 kilómetros. Lo mantuvimos hasta noviembre, cuando cerramos. Nuestro turismo era nacional y la crisis hizo estragos», explica. Ahora el hotel se vende, pero no a cualquier precio. «Queremos que conserve su esencia». En el fondo, a Gómez le cuesta asumir la decisión. «Me da una pena horrible y me gustaría encontrar un profesional de verdad al que pudiéramos pasar el testigo de ese hijo que dejamos en Asturias», concluye el empresario.

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