Decepcionados. Así salieron ayer los empresarios del almuerzo que mantuvo en Madrid la Fundación Conexus con el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos. La cita se enmarcaba dentro de la ronda de encuentros que, periódicamente, la entidad mantiene con el objetivo de colaborar en la defensa de los intereses de la Comunidad Valenciana en Madrid, y también para contribuir a fortalecer las relaciones económicas, empresariales, sociales y culturales entre las dos autonomías. Sin embargo, tras las puestas en escena y las reivindicaciones de las últimas semanas, los empresarios valencianos no dejaron pasar la oportunidad. A la espera de que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, acceda a la reunión y ponga una fecha para hacerle llegar sus inquietudes, los empresarios le hicieron llegar a De Guindos la necesidad que tiene la Comunidad de un nuevo modelo de financiación autonómica que palie el déficit y también de un aumento de las inversiones vía presupuestos. El titular de Economía parece que quiso salirse por la tangente. Aún así, dejó entrever que, por ahora, las reivindicaciones del empresariado valenciano no son una prioridad para el Gobierno de Rajoy. Al menos, ésa es la interpretación que hicieron muchos al término del encuentro.

Fue el presidente de Conexus, Manuel Broseta, el primero que puso el tema sobre la mesa. Ya en su discurso inicial el dirigente de esta organización se mostró claro, bastante claro. Habló de «una fuerte convicción de que estamos recibiendo menos de lo que en justicia nos corresponde». Broseta se mostró partidario de que Consell y Gobierno central tiendan puentes para encontrar una salida al tema de la financiación y las inversiones, y sentenció que «hay que buscar una solución ordenada para que la devolución de la deuda no estrangule la inversión pública ni la calidad y cantidad de los servicios prestados a las empresas y a los ciudadanos de la Comunidad Valenciana».

No fue el único que sacó a colación este tema durante el almuerzo. Posteriormente, durante el turno de preguntas, el presidente de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), Salvador Navarro, volvió a sacar a relucir el tema. Según planteó en su intervención, el Gobierno de Rajoy no debe percibir a la Comunidad Valenciana «como un problema», sino que se ha de ver su «potencial y atenderlo», algo que, a su juicio, sólo se conseguirá si se mejora su financiación y se elevan las inversiones a través de los presupuestos del Estado.

A partir de ahí, De Guindos intentó salir del paso como pudo, y, en su respuesta, aseguró que entendía la reivindicación, pero vino a decir que «la riqueza no sólo depende de las balanzas fiscales». Por si con ello quedara alguna duda más, apostilló que «nunca habrá un sistema de financiación perfecto ni justo», y, acto seguido, mostró su total confianza en «las empresas y su capacidad de emprender». Con esas premisas, la conclusión que sacaron los asistentes, según confesaron posteriormente algunos de ellos, es que las demandas de la Comunidad Valenciana no son una prioridad para el Ejecutivo de Rajoy en estos momentos. Por ahora, todo seguirá igual, o eso se dio a entender.

Menos reparo tuvo el ministro a la hora de sacar pecho por los logros que se han conseguido en la economía española en los dos últimos años, e incluso llegó a decir que «no somos inmunes al entorno, pero, si se confirma la desaceleración en la UE, aquí va a tener un efecto más limitado», y se comprometió a trabajar en las reformas «pendientes».

Entre los asistentes, no faltaron representantes de la provincia de Alicante, como el presidente de Ecisa, Manuel Peláez Robles; el consejero delegado de Vectalia, Antonio Arias; o la directora de concesiones de Agbar, Asunción Martínez; junto a los presidentes de Ford España, José Manuel Machado, y de Vossloh, Íñigo Parra; o los expresidentes de la Generalitat, Eduardo Zaplana y Joan Lerma; y el exministro socialista Jordi Sevilla.