La vendimia que ha arrancado estos días en la provincia llega con un importante recorte en sus previsiones que, según los responsables de la Denominación de Origen (DO) Vinos de Alicante, podría superar el 20% en relación a la cosecha del año pasado. El propio ciclo natural de las plantas, que suele compensar años de gran producción con otros de mayor escasez, pero, sobre todo, la prolongada sequía que azota a toda la zona desde hace ya más de un año están detrás de esta significativa caída en la cosecha y han obligado también a adelantar la recolección.
De hecho, en algunos puntos del Vinalopó los trabajos comenzaron ya en la primera quincena de agosto, algo poco habitual. «Si las vides no reciben agua, la uva no puede engordar y madura antes», explica el secretario general del citado organismo regulador, Eladio Martín, quien señala que la merma habría sido aún mucho mayor de no ser porque más de la mitad de los viñedos de la provincia ya son de regadío.
De este forma, los viticultores acogidos a la denominación de origen estiman que la producción de este año se situará entre los 30 y los 32 millones de kilos de uva frente a los 40 millones de la última campaña. Eso sí, confían en que la menor cantidad de fruta no afecte a la calidad, que esperan que sea «buena o muy buena». No obstante, habrá que esperar todavía algo para confirmar estas sensaciones ya que el grueso de la cosecha en la provincia no se recoge hasta la segunda semana de septiembre.
En cualquier caso, desde la DO consideran que, a pesar de la caída, hay margen para alcanzar el objetivo de los 10 millones de botellas que las bodegas alicantinas suelen sacar al mercado anualmente y que el recorte se produzca en la producción del vino a granel, cuya importancia económica es menor.
Menos exportación
En cuanto a la campaña de comercialización 2013/2014, que finalizó el pasado 31 de julio, los primeros datos hablan de una estabilización en el mercado nacional y de un recorte de las ventas en el exterior, que en el primer semestre de este año rondó el 3%. Eladio Martín atribuye este descenso de la exportación a las mayores cosechas registradas en países competidores de Sudamérica y de Europa, que dejaron menos espacio para que los caldos alicantinos pudieran hacerse un hueco.
Por eso, el consejo regulador de la denominación de origen tiene previsto realizar en la próxima campaña diferentes acciones para tratar de recuperar la cuota perdida en algunos mercados que tradicionalmente han sido buenos clientes de las bodegas de la provincia. Entre ellos destacan los países nórdicos y los que conforman el denominado Benelux -Bélgica, Holanda y Luxemburgo-. También se seguirá apostando por destinos como Estados Unidos, donde en los últimos años se han conseguido avances notables, su vecina Canadá, Japón, China o Corea del Sur.
Está por ver qué ocurrirá con Rusia y Ucrania, dos países que en los últimos años habían aumentado la compra de vinos alicantinos y sobre los que ahora se ciernen muchas dudas, ante el conflicto que les enfrenta. En principio, según la DO, el veto impuesto por Moscú a los productos europeos no les debería afectar, pero reconocen que podría tener alguna repercusión.
No obstante, los viticultores confían en que la crisis rusa no afecte a su objetivo de aumentar el porcentaje actual de la producción que comercializan en el exterior y que, al contrario que otras denominaciones vinícolas españolas, aún es muy bajo, de tan sólo el 25%.
De momento, lo que sí han conseguido desde la Denominación de Origen es detener la reducción del número de hectáreas cultivadas, que se ha estabilizado en el entorno de las 9.600 tras reducirse en más de 4.000 durante los primeros años de la crisis económica.
