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Sólo cuatro entidades controlan el 60% del mercado financiero

En cinco años se ha reducido a la mitad el número de bancos y cajas que tienen una presencia significativa en Alicante. Sabadell y Cajamar son las entidades que salen más reforzadas

Tras cinco años de fusiones, nacionalizaciones, recortes de redes y quiebras, el nuevo mapa bancario que ha surgido en la provincia poco tiene que ver con el que hubo en los años de expansión. El número de jugadores se ha reducido notablemente y los que quedan, a pesar de contar con menos sucursales que al inicio de la crisis, acaparan cada uno de ellos una mayor parte del pastel. Tanto es así, que sólo las cuatro entidades con mayor implantación en la zona concentran cerca del 60% del mercado, cuando en 2007, a pesar de la omnipresencia de la CAM en los rincones más inhóspitos de la provincia, el mismo número de bancos y cajas sólo concentraba el 45% de la red.

La anómala situación actual, con una economía todavía renqueante, impide valorar las consecuencias reales de esta concentración de mercado y si, como suele ocurrir cuando se reduce la competencia, esto significará un incremento de los precios para los consumidores. En cualquier caso, asociaciones de usuarios como Ausbanc o Avacu animan a los clientes a estar atentos y anuncian que vigilarán la situación.

El florecimiento del ladrillo durante la primera mitad de la década pasada atrajo hasta Alicante a prácticamente todas las entidades que operaban en España, que no dudaron desplegar importantes redes de sucursales en la zona, aunque sus territorios naturales estuvieran en la otra punta del país, como es del caso de Caixa Galicia o de Caja Madrid.

Así, en el año 2007 tenían oficina en Alicante hasta 53 bancos y cajas distintos y hasta 18 de ellos contaban con más de 20 sucursales operativas, según los datos del Anuario del Instituto de Valenciano de Finanzas de aquel ejercicio, lo que garantizaba una cobertura más o menos completa del territorio.

El peso de la CAM

La malograda CAM, por ejemplo, con todo el peso de la tradición y la responsabilidad de ser la caja local, sólo sumaba un 19% de la red, tres puntos menos de la cuota que ahora alcanza el Sabadell, a pesar de haber dejado por el camino casi un tercio de las oficinas en este tiempo. En su conjunto, en estos años el sector financiero ha clausurado 542 locales en Alicante, lo que supone el 31,2% de todos los existentes -1.736- al inicio de la recesión.

Así, frente a aquella sobreabundancia de entidades, en la actualidad apenas una decena mantiene una presencia significativa en la provincia, siguiendo el mismo criterio de las 20 oficinas, aunque sobre el papel siguen existiendo 34 marcas distintas. Sin embargo, la mayoría tan sólo tienen una oficina o son marcas especializadas de alguna de las grandes.

Nuevos jugadores

El cambio de operadores es otro de los rasgos destacados. Si antes del estallido de la burbuja inmobiliaria el cuarteto de cabeza lo componían dos cajas locales -la CAM y Bancaja-, una foránea -la Caixa- y un banco -el BBVA-; en la actualidad sólo los dos últimos sobreviven mientras que las dos primeras han desaparecido el mapa. Caja Mediterráneo lo ha hecho absorbida por el Sabadell, una entidad que en 2007 apenas tenía un 2,6% del mercado en la provincia y que ahora ha multiplicado casi por diez esa cifra; y Bancaja ha quedado completamente diluida en Bankia, que ha reducido su peso en la zona a la mitad, cayendo hasta el sexto lugar del ránking, por debajo de Cajamar.

Su lugar en el podio lo ocupa ahora el Santander que, sin hacer nada -es el único grande del sector financiero español que no ha adquirido otra entidad durante la crisis-, ha acabado claramente beneficiado por la caída de sus competidores. Algo similar a lo que le ha ocurrido al Popular, ahora la séptima entidad en importancia en Alicante.

Otro de los grandes ganadores de la reestructuración bancaria en la provincia es la citada Cajamar. La almeriense, que antes de la crisis apenas llegó a sumar 18 oficinas en Alicante, cuenta ahora con 77 gracias a haber absorbido a Ruralcaja, que no pudo con los excesos del ladrillo de sus antiguos gestores. Si se le suman las 35 sucursales de Caixaltea, Caixa Callosa y Caixa Petrer, que forman parte del mismo grupo, prácticamente iguala al banco de Emilio Botín.

Pequeñas poblaciones

En cuanto a las consecuencias para los clientes de este proceso de concentración del sector, los consultados coinciden en que se ha reducido notablemente la accesibilidad de los servicios financieros y la competencia. «El problema no va a estar en la ciudad de Alicante, donde sigue habiendo una gran variedad, pero en muchos municipios pequeños y medianos las opciones a la hora de pedir un préstamo o de comparar comisiones, se han reducido mucho», asegura del delegado de Ausbanc en la provincia, Pedro Pérez, quien señala que «por muchas operaciones que se hagan por Internet, la gente también quiere poder ir a la oficina».

También el presidente de la Asociación Valenciana de Consumidores (Avacu), Fernando Móner, muestra su preocupación por el recorte de alternativas pero señala «que la competencia real va a depender de lo vigilantes que estén los reguladores -y ahora parece que empiezan a estar, por fin, del lado de los usuarios, asegura- y de la actitud de los clientes». En este sentido, Móner anima a «ir cambiando de banco como hacemos de compañía telefónica, según las ofertas que nos hagan, porque es así como conseguiremos que nos traten bien y que los precios bajen».

Mejor que otras provincias

Sin embargo, el catedrático de Análisis Económico e investigador del Ivie, Joaquín Maudos, señala que el nivel de concentración en el sector financiero español aún es bajo en comparación con Europa y cree que a nivel nacional no habrá problemas de falta de competencia. Otra cosa es cuando se desciende a los mercado locales, en especial en aquellos donde había varias entidades regionales que se han fusionado o desaparecido. El experto pone el ejemplo de Galicia, donde la fusión de Caixa Galicia y Caixa Nova acaparó el 60% del negocio en algunas zonas.

Así, un reciente estudio de Maudos denunciaba que la concentración sería excesiva hasta en once provincias españolas si se aplicaran los mismos criterios que utilizan las autoridades norteamericanas para autorizar integraciones. No obstante, el también profesor universitario señala que ni Alicante ni el resto de la Comunidad Valenciana están en esta situación gracias a que CAM y Bancaja jamás llegaron a fusionarse y al mayor peso que tienen las cajas rurales en la zona, que supone una auténtica alternativa en muchos municipios.

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