¿Debe ser el comercio exterior una apuesta permanente de las empresas para no estar condicionadas por las situaciones económicas coyunturales o es una necesidad a la que agarrarse cuando el mercado nacional está en crisis? Ésta fue la principal cuestión en torno a la que ha girado un acto organizado por SabadellCAM e INFORMACIÓN, en el que empresarios de la provincia procedentes de diferentes sectores productivos y especialistas analizaron y debatieron sobre el papel de las exportaciones en Alicante, y también sobre actuaciones que pueden impulsar el acceso a mercados exteriores. Los ponentes coincidieron en que el sector exterior se ha configurado como el motor de salida de las crisis económicas, pero trataron de diferenciar en todo momento que una cosa es exportar y otra vender fuera. A partir de ahí, defendieron que la internacionalización de la empresa debe ser una apuesta permanente, no sólo una tabla a la que agarrarse en situaciones límite.

El primero en tomar la palabra fue el director general de la Cámara de Comercio de Alicante, Carlos Mazón, quien subrayó que, «después de varios procesos de crisis económica, las exportaciones siempre nos han revelado nuestra identidad como alicantinos, sea por convicción o por obligación, y los últimos años tampoco han sido una excepción, aunque ha sido más fácil para los que ya llevaban tiempo apostando por salir fuera». Con este punto de partida, sentenció que, «si de esta crisis no hemos aprendido que hay una necesidad permanente de exportar, y que no es una obligación, volveremos a padecer mucho en un futuro».

Mazón lógicamente apoyó su reivindicación en los porcentajes de crecimiento, «de dos dígitos o al borde de los dos dígitos», apostilló, que se han venido acumulando en los últimos años. Sin embargo, también llamó la atención sobre lo que denominó «sombras» que acechan en estos momentos al comercio exterior, y que resumió en las carencias en idiomas que tienen los profesionales; la financiación para exportaciones, que sigue siendo escasa y desigual; y la reforma fiscal, que, en su opinión, debería poner más el acento en facilitar la salida a las pymes.

Mientras, el presidente de Ecisa, Manuel Peláez Robles, puntualizó que «vivimos en un sitio incomparable, como es la Comunidad Valenciana, pero el mercado es el mundo, en el presente y en el futuro. Ante esas dos realidades, debemos actuar en coherencia. No puedo pensar en trabajar sólo al lado del portal de mi casa. A veces será posible, pero otras no, y eso también se traslada a las empresas». De todos modos, Peláez coincidió en la vocación exportadora que ha caracterizado a la provincia, e incluso citó el ejemplo de su padre, Manuel Peláez Castillo, que, siendo andaluz, recaló en Alicante. «El mercado es el mundo, e instituciones como la Cámara y otras son fundamentales. Hay empresas que no tienen tamaño crítico para plantearse salir al exterior, que tienen miedos por la falta de financiación o los idiomas, y las instituciones pueden ayudares, sobre todo a las pymes, para que tengan un desarrollo en el exterior que es imprescindible».

El presidente de Panama Jack, Antonio Vicente, desde la experiencia que da estar al frente de una empresa netamente exportadora, sin embargo, hizo hincapié en que la clave es la actitud. «Yo empecé hace 35 años exportando a EE UU y después a Europa, y aprendes que el mercado americano y europeo son más exigentes. En el mercado nacional, prácticamente no se vendía nada. Actualmente, estamos abriendo mercado en Asia, que no es fácil», relató, para, acto seguido, proclamar que «la actitud es clave para poder exportar. Es verdad que hay condicionantes en cuanto a financiación, preparación o exigencia de los mercados, pero, cuando hay actitud, se suaviza todo el camino. Ahora casi todo el mundo quiere tener el camino hecho, pero, si nos quedamos sentados, no podremos conseguir nada». No se quedó ahí, y también lanzó una voz de alerta: «Se están haciendo cosas, las exportaciones están funcionando, pero queda mucho camino y pasa, por ejemplo, por la formación desde los más pequeños. El mundo ha cambiado, cada uno tiene que hacerse su camino, y la gente joven tiene que abrir brecha y tirar hacia adelante».

Las palabras de Antonio Vicente sirvieron para que el director del Master Executive en Gestión de Negocios Internacionales de la Escuela de Organización Industrial, Félix López, apoyara sus argumentos en la experiencia del empresario ilicitano. «El comercio internacional es lo que se ha hecho toda la vida, y Antonio es el reflejo del empresario español exportador», precisó. A partir de ahí, se mostró muy tajante: «En España hay dos tipos de empresas: las que exportan y las que no lo hacen», dijo, y alertó de que «las que empezaron a salir fuera con la crisis ahora podrán comenzar a exportar algo, pero las que realmente están exportando son las que ya lo estaban haciendo antes». Precisamente a esas empresas son a las que atribuyó los datos positivos que está experimentando el comercio exterior: «España es el país que mejor desenvolvimiento exportador está teniendo en todo Occidente, nadie nos gana. Es el país exportador por excelencia, y también es el que tiene la mayor variedad de exportaciones del mundo, y eso es porque toda empresa española es diferente», señaló.

También el director general de Bocopa, Gaspar P. Tomás, avaló la importancia de las exportaciones desde su experiencia. «Subsistimos gracias a la exportación, y nos ha dado el posicionamiento de la marca. En estos momentos, el 40% lo estamos vendiendo fuera, y las exportaciones son la única manera de salir de la crisis y de que nuestras empresas sean más competitivas, porque el dinero está fuera», concretó. A su juicio, «la clave pasa por tener una visión de marketing mundial, por ver dónde estamos y dónde no, por tener un plan de acción, y por escuchar al mercado en EE UU, Japón, China o Alemania, porque es cuando te das cuenta de que hay muchas posibilidades», especificó. «Se trata de focalizar la atención. Si tienes muebles, a lo mejor no hay que ir a Suecia», puso como ejemplo Antonio Vicente.

Una cuestión que se introdujo en el debate es el papel que deben jugar las administraciones e instituciones públicas para potenciar las relaciones comerciales con el exterior. En este punto, el director general de la Cámara de Comercio hizo hincapié en que «la cultura de la subvención se ha acabado por necesidad y por obligación, porque la caja no daba para tanto». De hecho, consideró que el apoyo tiene que venir ahora más de la mano de los servicios de asesoramiento que presten las administraciones y entidades públicas, aunque evitando duplicidades. No en vano, el representante de la Escuela de Organización Industrial explicó que «en España es el lugar de todo el mundo donde mejor se ha formado en comercio internacional, y eso se debe a las cámaras de comercio». Mazón volvió a tomar la palabra y consideró vital tener un proyecto detrás: «Hay que ver la solvencia y si el cliente está en el listado de morosos, los canales de distribución, y qué importadores tiene ese país. Son servicios básicos que necesita una empresa para exportar, y que ofrece la Cámara», comentó. A su vez, Félix López se mostró partidario de que las ayudas se destinen a financiar los departamentos de exportación de las pymes.

El presidente de Panama Jack volvió a poner el foco en la actitud y en los valores que debe asumir un exportador. «A nosotros nos han dado subvenciones y eso nos ha ayudado mucho, pero, si estaba la subvención, bien, y, si no estaba, también se hacía, fuera para ferias o para I+D+i», indicó. Es más, alertó de que «no se trata de mandar 5.000 pares de zapatos y ya, debe haber un estudio de mercado, saber cuál es la competencia, y asumir la responsabilidad. Hace 34 ó 35 años, mandamos una mercancía a Boston y, cuando llegó, el cliente dijo que no estaba en condiciones. Yo la había revisado personalmente, pero había viajado en el barco y ahí vinieron los problemas. Le devolvimos el dinero, y tuve un cliente para toda la vida. Por eso, cuando uno emprende algo, debe asumir toda la responsabilidad».

Fue entonces cuando intervino Peláez y añadió que «sí, hace falta responsabilidad, seriedad, reputación», y narró que «el fundador de la empresa, mi padre, nos inculcó esos valores, y en los siete u ocho años que estamos fuera nos hemos dado cuenta de que son valiosísimos». Antonio Vicente asintió: «La credibilidad, el compromiso y la confianza son muy importantes, y más hoy, con la crisis de valores que hay», dijo.

También Gaspar P. Tomás coincidió en la importancia de los valores: «Si respondes con seriedad, estás fidelizando un cliente», manifestó. En cualquier caso, volvió a destacar la importancia del apoyo institucional: «Hay que exportar con o sin subvenciones, da igual, pero también hay que tener en cuenta que lo que se recibe a través de ayudas o de formación se acaba devolviendo y repercute en la sociedad».

¿Qué pasará cuando se recupere la demanda interna en España? ¿Volverán las empresas que se han lanzado a los mercados exteriores? Éste fue otro de los aspectos sobre los que pivotó el debate. «El mercado es el mundo», reiteró el presidente de Ecisa con contundencia. Félix López, no obstante, alertó de que las empresas que acaban de empezar a exportar ahora se decantarán por el mercado interno: «Es la cuarta vez que veo en España una situación similar a ésta, y es cierto que los que están empezando ahora a exportar volverán al mercado interior, y en 2014 la empresa que no haya exportad no lo hará», detalló. Eso sí, el representante de la Escuela de Organización Industrial admitió que «lo importante no es que exporten más empresas, sino que las que exporten vendan el doble».

Por su parte, el director general de Bocopa no tiene tan claro que muchos vuelvan cuando se recupere la demanda interna: «Cuesta tanto exportar y tener éxito que es difícil volver atrás, y, además, el mercado es el mundo y hay que mirarlo con una visión planetaria», reconoció. En este punto, intervino el director regional en Alicante de SabadellCAM, Juan Merino: «No es lo mismo vender fuera que exportar. Hay empresas que han exportado 5.000 pares de zapatos a Francia porque no pueden vender en Albacete, pero cuando se recupere el mercado quieren volver. En esos casos, no se puede hablar de exportación», declaró. Por ello, Merino instó a evaluar los datos de exportación en cifras absolutas y no en porcentajes. «El envío de muestras se computa como exportación, cuando no lo es», avisó.

En cualquier caso, el encuentro sirvió para poner en evidencia que sin industria difícilmente se podrá hablar de exportaciones. «Todo proyecto industrial en Occidente está parado. Nadie se plantea poner en marcha una fábrica de nada por China. Nadie da un duro por la industria aquí. En el único sector en el que los chinos no compiten es en el de las TIC, y tampoco lo hacen con empresas como Panama Jack o con un spa en Alemania, pero las mejores fábricas del mundo se están haciendo en China», expresó Félix López. En esta línea, aclaró que «los servicios no se pueden exportar, y ése es el problema que tiene EE UU. Por lo tanto, si un país no tiene industria, raramente exportará y no podrá crecer», y alertó de que, «como no se cree una base industrial fuerte aquí, el problema será muy gordo». Como ejemplo aludió a Alemania: «Ellos no venden la tecnología, venden el Mercedes completo», concluyó.