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Al borde del precipicio

La caída de aportaciones públicas lastra los balances económicos de instituciones empresariales como Coepa

Al borde del precipicio

Desempleo, desahucios, tasas de población en riesgo de exclusión social que se disparan, cierres de empresas... Éstos son sólo algunos de los letales efectos de la crisis, lamentablemente de sobra conocidos. No han sido los únicos. La crisis también ha sacado a la luz la debilidad de las principales instituciones empresariales, con una fragilidad que no sólo ha hecho temblar los cimientos económicos sobre los que se asentaban, hasta el extremo de situarlas al borde del precipicio, y también ha puesto en tela de juicio la unidad y cohesión empresarial. Balances como los de Coepa, la Cámara de Comercio e IFA, que han venido acumulando pérdidas año tras año en los últimos tiempos, son la prueba más palpable de ello en una provincia como la de Alicante. Con unos presupuestos que en muchos casos confiaban ciegamente en el maná que llegaba de la Administración, aunque fuera vía avales, todo se torció cuando comenzó a cerrarse el grifo de las ayudas y las subvenciones. En la Cámara, además, la patada definitiva llegó con la eliminación del recurso cameral permanente. Unos y otros acabaron acuciados por deudas y falta de liquidez.

Sin ir más lejos, las cuentas de 2013, que se llevarán a la asamblea del 30 de junio, revelan que Coepa sigue en quiebra por segundo año consecutivosigue en quiebra. Es verdad que las pérdidas al cierre del ejercicio pasado se han reducido a menos de la tercera parte, con 613.860 euros, como defiende el sector oficialista, pero tampoco es menos cierto que el resultado de restar el excedente del ejercicio al fondo social dio una cifra negativa que llegó a los 1,2 millones de euros, el doble que en el balance de 2012, y muy lejos, lejísimos, de los 1,7 millones de euros -positivos- que tenía el fondo social en 2011. Lo peor es que para este 2014 la entidad vuelve a fiar su supervivencia al cobro de aportaciones públicas.

Tampoco mucho mejor está la Cámara de Comercio. Su balance se llevará a un pleno que previsiblemente se celebrará en septiembre. Inicialmente se había especulado con la idea de convocarlo el 30 de junio, precisamente el mismo día en el que Coepa había citado a su asamblea para este mismo cometido. No obstante, parece que la auditora ha recomendado aplazar la cita para poder continuar con la labor de cuadrar los números. Fuentes de la Cámara, de todos modos, insisten -y confían- en que los resultados serán mejor que los del ejercicio de 2012. No en vano, 2012 se cerró con un «agujero» de 3,9 millones de euros, frente a los 171.564 euros del ejercicio anterior. Esas pérdidas, además, convertían a la de Alicante en la Cámara de Comercio con las peores cuentas de la Comunidad, según el informe de fiscalización elaborado por la Sindicatura de Comptes.

IFA es otra de las instituciones al borde del abismo. La reclamación por parte del Ayuntamiento de Elche, a través de la empresa municipal Pimesa, de una deuda de 662.000 euros por la acometida de un colector de aguas pluviales ha puesto contra las cuerdas a una entidad que cerró 2013 con unas pérdidas que se rebajaron en un 22% respecto al año anterior, y que aún así alcanzaron los 1,1 millones de euros, incluyendo el resultado financiero y las amortizaciones. Ahora llega, además, el ultimátum de Suma para que abone el IBI de las anualidades 2012 y 2013. Su deuda total supera los 70 millones, aunque, en su caso, hace años que no huelen nada de aportaciones autonómicas, frente a lo que ha sido la tónica en Feria Valencia.

Hasta la fecha, la salida para IFA pasaba sí o sí -y sigue pasando- por el IFAarena, pero el movimiento que ha dado el equipo de gobierno ilicitano ha precipitado la situación, y la institución ya ha comenzado a valorar la posibilidad de entregar terrenos a cambio de sanear sus cuentas. Al final, no es más que desprenderse de patrimonio para soltar lastre, en una maniobra muy similar a la que ya llevó a cabo la Cámara cuando arrendó su sede en el antiguo hotel Palas al Ayuntamiento de Alicante para obtener liquidez, o la impulsada por Coepa al trasladarse a unas oficinas más modestas en la calle Orense, para arrendar el edificio de la plaza Ruperto Chapí a la entidad cameral, al mismo tiempo que negocia la venta del inmueble a un fondo inversor, en una operación que desde el entorno de Moisés Jiménez siguen manteniendo que está muy avanzada. Eso sí, hay una diferencia muy significativa en un caso y los otros. Y es que mientras que Alicante salió al rescate de la Cámara con el alquiler de su sede, y se plantea una dación en pago con el centro de oficios de Coepa, el de Elche no ha hecho más que dar la puntilla a IFA.

Más allá de la asfixia económica, la crisis ha puesto de manifiesto la desafección empresarial y, peor aún, la falta de cohesión y unidad representada en el enfrentamiento abierto entre el sector afín a Moisés Jiménez y el encabezado por Cristóbal Navarro. Ese desinterés se aprecia en el balance de 2013 de Coepa, con una caída del 20% en los ingresos procedentes de cuotas de asociados, por la reducción de vocalías, los impagos y las salidas de afiliados. Y llueve sobre mojado. No es nuevo que, tras la eliminación del recurso cameral permanente, hubo empresarios del pleno y del comité que no pagaban las cuotas a la Cámara de Alicante.

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