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Alicante se estrena en la Bolsa para pymes

El desarrollador de «software» de reconocimiento facial FacePhi será la primera firma de la provincia en cotizar en el Mercado Alternativo Bursátil

Alicante se estrena en la Bolsa para pymes

Casi tres años después de que la intervención del Banco de España dejara fuera de juego las polémicas cuotas participativas de la CAM, Alicante volverá a contar con una compañía cotizada a finales de este mes aunque, eso sí, será en la Bolsa específica que existe para las pequeñas y medianas empresas. Se trata del desarrollador de «software» de reconocimiento facial FacePhi que, de esta forma, se convertirá en la primera firma de la provincia en entrar en el denominado Mercado Alternativo Bursátil (MAB), donde ya se pueden comprar y vender las acciones de sociedades como la zaragozana Imaginarium o la valenciana Suavitas.

Con esta decisión, la compañía pretende ganar «visibilidad y prestigio», y disponer de acceso fácil a nueva financiación en el futuro -mediante ampliaciones de capital- para sus ambiciosos planes de expansión, que incluyen la apertura el próximo otoño de una delegación en el californiano Silicon Valley, la meca de cualquier firma tecnológica, según explica su presidente y fundador, Salvador Martí.

De momento, ya han convencido a más de medio centenar de inversores para que desembolsen 1.250.000 euros en la ampliación previa a la salida a Bolsa. Un dinero que se suma a los más de cinco millones que FacePhi lleva invertidos en el desarrollo de su producto durante los últimos siete años.

La historia de esta firma se remonta al año 2006 cuando Martí, entonces propietario de una tienda de informática, empezó a interesarse por los programas de reconocimiento facial. Tras probar suerte como intermediario de una firma israelí, decidió apostar por crear su propio algoritmo y empezó a contratar ingenieros que desarrollaran su idea. «Pensé que tardaría un año y medio y han sido siete pero ya tenemos el producto que queríamos», explica el emprendedor.

Banca más segura

Lo que hace el «software» que han creado es transformar cualquier cara en un sencillo código numérico teniendo en cuenta la distancia entre los distintos rasgos que componen el rostro y otros aspectos similares, que luego es fácilmente comparable cada vez que es necesario identificar a esa persona. De esta forma no hace falta almacenar la imagen del usuario, lo que podría acarrear problemas con las leyes de protección de la intimidad en muchos países, y tampoco es necesaria una cámara de alta definición para realizar el reconocimiento, como ocurre con muchos programas similares. Basta con una webcam cualquiera o el teléfono móvil. Esto también facilita que el cruce de datos para realizar la identificación sea extremadamente rápido, tal y como explica el vicepresidente ejecutivo de la compañía, Javier Mira.

El principal ámbito de aplicación en el que está trabajando la firma es la banca, donde el algoritmo puede servir para identificar a los usuarios en los cajeros o también a los que operan a través de internet. «En lugares de Latinoamérica, donde hay mucho fraude y la suplantación de personalidad es un problema, hay mucho interés», explica Mira, quien asegura que están a punto de cerrar un acuerdo con la principal asociación del sector en la zona que podría disparar sus cifras.

No obstante, no es el único uso. En República Dominicana ya utilizan su sistema como control de acceso a edificios y en Estados Unidos un fabricante de coches está estudiando emplearlo para que el vehículo se adapte automáticamente a los distintos conductores que lo usen. Si todo va según sus planes, la firma confía en alcanzar los 18 millones de facturación en cinco años.

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