Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La tensión se dispara en la patronal

Coepa abre de forma oficial la reforma de sus estatutos

Son muchos los años que la patronal Coepa lleva hablando de reformar sus estatutos, e incluso a lo largo de este tiempo se ha hecho algún que otro borrador. Sin embargo, ahora parece que va en serio y que este proceso que se acaba de abrir oficialmente, después de que el comité ejecutivo escenificara el jueves la aprobación del inicio de la renovación estatutaria, puede llegar a marcar un punto de inflexión en el devenir de la organización. De entrada, Coepa se encuentra en uno de los momentos más complicados, probablemente el que más. Con una gestión más que cuestionada, una situación económica insostenible y cada vez más asfixiada por los impagos, voces que ya pregonan a los cuatro vientos que la patronal está literalmente muerta, y un enfrentamiento abierto y público entre el sector más oficialista, representado por su presidente, Moisés Jiménez, y otro encabezado por el vicepresidente de Coepa y máximo dirigente de Cepyme, Cristóbal Navarro, ya no hay nadie que dude de la necesidad de impulsar un cambio. Y los estatutos son clave en este sentido, no sólo para recuperar la credibilidad y la cohesión, sino para que lograr la sostenibilidad económica, sobre todo en un momento en el que ya no es posible que organizaciones de este tipo puedan seguir viviendo única y exclusivamente de las administraciones. No obstante, este proceso que, en la práctica, ya se había iniciado, aunque ahora se le da oficialidad, no ha hecho más que reavivar la tensión entre dos sectores irreconciliables.

A nadie escapa que el presidente de las pequeñas y medianas empresas se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza para la patronal. Eso de morderse la lengua no va mucho con Cristóbal Navarro, y ya en febrero de 2012, cuando se hizo con las riendas de Cepyme, alertó de que uno de sus retos más inmediatos era conseguir más peso en la asamblea de Coepa. Desde entonces, no se ha callado una y se ha convertido en un auténtico azote para Moisés Jiménez y sus colaboradores más cercanos. Por ello, es prácticamente unánime entre el empresariado la percepción de que, con este proceso, uno de los principales objetivos es tirar al presidente de Cepyme de la cúpula de Coepa, suprimiendo el artículo que establece la asignación directa de una de las vicepresidencias al presidente de las pequeñas y las medianas empresas.

La idea no es nueva, y viene larvándose desde hace tiempo. Sin ir más lejos, un empresario recordaba estos días que las reformas estatutarias que se han planteado en los últimos años siempre han puesto sobre la mesa un modelo en el que la fuerza de Cepyme se acababa diluyendo, bien por absorción, bien por exclusión. De hecho, allá por el año 2008 ya hubo un principio de acuerdo para refundir a Coepa y Cepyme en una sola patronal. Al final, simplemente no cuajó. Ahora, el proceso va en sentido contrario, aunque el fin perseguido sea el mismo: neutralizar a la confederación que aglutina a las pequeñas y medianas empresas en la provincia, pero a través de la expulsión del presidente de Cepyme de la cúpula.

La polémica tampoco viene de ahora. Sólo se recupera. La junta directiva de las pymes ya alertaba en julio del año pasado de «maniobras» que había detectado en el seno de Coepa para echar a Navarro del comité ejecutivo de la patronal alicantina y, con ello, «arrinconar» a su confederación y a él mismo. También entonces se le vetó la participación en el grupo de trabajo encargado de la redacción del nuevo articulado, que incluía los mismos nombres que ahora, en colaboración con un despacho de abogados privado, que también es el mismo que ahora. Cristóbal Navarro hasta llegó a anunciar que iba a encargar un informe jurídico que valorara el proceso. Ante ello, Moisés Jiménez salía a la palestra para tachar de «presuntuosa» la postura de Navarro, por «creerse que estamos pensando en excluirlos, cuando tenemos cosas mucho más importantes en las que pensar», según precisó. No se quedó ahí. «Hay gente que quiere estar en el candelero siempre», dejó caer Jiménez, quien también aprovechó para lanzar un aviso a navegantes: «Están ocupando -por Cepyme- un puesto por el que no contribuyen ni pagan cuotas, y ahí siguen», sentenció.

Las aguas poco a poco se fueron calmando, aunque sólo en lo que al proceso de reforma estatutaria se refiere. Mientras, Navarro amagó con querellarse contra la directiva de Coepa por falseamiento de las cuentas aprobadas por el comité ejecutivo y denunció la auditoría del balance de 2012 ante el Ministerio de Economía por irregularidades. También se ha quejado día sí y día también de falta de transparencia y de la negativa del sector oficialista a proporcionarle el balance y la cuenta de resultados. La otra parte ha guardado silencio, al menos públicamente.

La decisión ahora de acelerar la reforma de los estatutos ha tensado más la cuerda, sobre todo por los tiempos. De «torpeza» calificaba algún industrial la elección del momento. No en vano, el comité ejecutivo de Coepa en el que se aprobó «abrir» ese proceso se convocó, con carácter extraordinario, precisamente el jueves, un día después de que Cepyme diera luz verde en su asamblea a la reforma de sus estatutos que, a la sazón, representan una ruptura formal con Coepa.

También hay ya quien ha venido alertando últimamente de la intención de Coepa de admitir a otro tipo de empresas, no sólo las singulares, con afiliación directa y que paguen directamente sus cuotas a la organización, a cambio de tener voz y voto en el proceso de toma de decisiones, así como de la idea de dar más peso al voto de las compañías singulares para que puedan aportar más... Se ha hablado de eso, y de la idea de limitar el acceso a la información, para evitar situaciones como las que se han dado con Cepyme y también con la patronal del metal Fempa, otra de las organizaciones más críticas, y que ya ha ido en varias ocasiones al juzgado por las cuentas.

Se haga lo que se haga al final, tampoco ha ayudado mucho que se haya vetado la entrada del presidente de Cepyme en el grupo de trabajo que debe elaborar los nuevos estatutos, y más cuando desde hacía tiempo se venía diciendo que ese grupo ya estaba trabajando de espaldas a Navarro y a otros asociados, dando así alimento a los que siempre han acusado a la patronal de «opacidad», y dando pie a que Fempa haga más piña con Cepyme, sobre todo a la hora de pedir que la participación en el proceso se abra a todas las organizaciones.

El próximo paso oficial se dará en la junta directiva que está previsto que se convoque este mes. Al fin y al cabo, lo que sí ha reconocido el sector oficial es que quiere acelerar al máximo el proceso. Eso sí, tendrán que llevar cuidado. Las prisas nunca son buenas consejeras, y está claro que, en un momento como el actual, un mal paso puede tener consecuencias fatales y, llegado el caso, acabar convirtiéndose en la puntilla definitiva.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats