La CAM no fue la única caja de ahorros que realizó negocios poco claros en México junto a los propietarios del grupo hotelero Mar Confort, Juan Ferri y José Baldó. O, al menos, eso es lo sospechan los actuales responsables de Bankia, que han denunciado ante la Audiencia Nacional las inversiones que Bancaja y su filial el Banco de Valencia también realizaron junto a los citados empresarios de Benidorm en el país azteca a través de la sociedad Grand Coral. Unas operaciones que pudieron causar un quebranto de más de 330 millones de euros, según se deduce del auto que se conoció ayer y por el que este tribunal se declara competente para investigar el caso.

De esta forma, la Sala de lo Penal de la Audiencia enmienda la decisión del titular del juzgado de Instrucción Central número 3, Javier Gómez Bermúdez, quien inicialmente rechazó la causa alegando que ni por la cuantía ni por su ámbito geográfico -al tratarse de operaciones en el extranjero- eran competencia de este tribunal.

Una decisión cuanto menos sorprendente si se tiene en cuenta que Bankia decidió denunciar la situación a finales del año pasado tras detectar en las operaciones de financiación de Grand Coral muchas similitudes con las irregularidades que el propio Gómez Bermúdez ya estaba investigando en la CAM, y por las que están imputados Ferri y Baldó, junto con el exdirector general de la caja alicantina, Roberto López Abad, y el exresponsable del negocio inmobiliario de la entidad, Daniel Gil, todos ellos en libertad bajo fianza. De hecho, fue precisamente esto lo que les llevó a presentar la causa directamente en este juzgado.

Tras el rechazo de Gómez Bermúdez, la Fiscalía y la propia Bankia recurrieron la decisión y ahora la Sala de lo Penal les ha dado la razón al señalar que sí es competencia de la Audiencia. Entre otras cosas, el tribunal señala que estas operaciones pudieron contribuir al «quebranto» de esta entidad y recuerda que los «poderes públicos» se vieron obligados a intervenir para sanearla y evitar que arrastrara al resto del sistema financiero español. «Los hechos denunciados presentan todas las características de ocasionar una grave repercusión en el tráfico mercantil, en la economía nacional, o causar un perjuicio patrimonial en una generalidad de personas en el territorio de más de una audiencia», razonan los magistrados.

Viviendas de lujo

Según el informe que realizó Price Waterhouse Coopers para Bankia, Bancaja llegó a conceder al Grupo Grand Coral 597 millones de dólares en créditos (434 millones de euros) para financiar la adquisición de enormes extensiones de terreno en el Caribe mexicano y la zona de Los Cabos, en Baja California, donde preveían construir miles de viviendas de lujo. Sólo en la zona de Cancún esperaban levantar más de 6.900 inmuebles, según se encargaban de publicitar allá por el año 2009 en la entidad valenciana, presidida entonces por José Luis Olivas, que no dudó en viajar hasta México para promocionar el proyecto.

Sin embargo, lo cierto es que a día de hoy la citada sociedad sólo ha sido capaz de devolver 134 millones de dólares (97 millones de euros) por lo que mantiene un «riesgo vivo» con la entidad de 467 millones dólares (338 millones de euros), que podrían transformarse fácilmente en pérdidas. Tras la decisión de la Sala de declarar competente a la Audiencia para instruir el caso, ahora deberá ser el juez quien decida si existen suficientes indicios para abrir una investigación o si, por el contrario, archiva el caso. Gómez Bermúdez ha decidido inhibirse en favor de Santiago Pedraz, que instruye la causa del Banco de Valencia.

Aunque no han transcendido las irregularidades exactas en el caso de Grand Coral, en los negocios que Ferri y Baldó mantenían con la CAM la Audiencia investiga la falta de control sobre los créditos y también el desvío al paraíso fiscal de Curaçao de más de 200 millones de la facturación de los hoteles que la caja y los empresarios compartían.

Unos socios muy codiciados

Aunque ahora puede sonar extraño viendo las pérdidas que les ha ocasionado, lo cierto es que durante los años del «boom» la CAM y Bancaja competían duramente por tener el favor de los empresarios benidormenses Juan Ferri y José Baldó, a los que consideraban unos auténticos «reyes Midas» de los negocios en el Caribe.