Conflicto laboral a la vista en la planta que la multinacional Alcoa tiene en Alicante, una de las pocas industrias que sobreviven en el entorno de la capital de la provincia. La dirección de la factoría comunicó ayer a los representantes del personal que no sólo será necesario continuar con los ERE temporales que vienen sufriendo durante los últimos años -y que suponen que la plantilla deja de trabajar y de cobrar unos 90 días por ejercicio- sino que, además, quiere recortar en un 19% los salarios actuales, con carácter retroactivo desde enero.
Una propuesta que cayó como un mazazo en el comité de empresa, que cree que la multinacional pretende cuadrar las cuentas de la fábrica a toda costa para no perjudicar las negociaciones que mantiene con varios grupos para vender la planta en un lote junto con la de Amorebieta, en Vizcaya, y la Castelsarrasin, en el sur de Francia.
Los sindicatos consideran totalmente «inaceptables» las exigencias planteadas por la dirección -de hecho, ayer se levantaron de la mesa y dejaron plantados a los ejecutivos- y, además, exigen que cualquier medida se acuerde dentro del ámbito de la negociación de un nuevo convenio colectivo, ya que el actual ha expirado y está a punto de perder su vigencia. En este sentido, los representantes de la plantilla temen que si firman únicamente un acuerdo social, la multinacional podría aprovechar para dejar decaer el convenio de empresa y, tal y como marca la reforma laboral, acogerse al convenio provincial del metal, con condiciones mucho menos favorables que se sumarían a los recortes pactados.
Reunión del comité
Ante esta situación, el comité tiene previsto celebrar una reunión hoy mismo en la que estudiará si adopta algún tipo de medida de presión, como convocar movilizaciones, según informaron ayer fuentes de este órgano de representación laboral.
Como ya avanzó este diario, la empresa anunció el pasado lunes a los trabajadores que la fábrica había sufrido una caída de ingresos al reducirse los pedidos de productos con acabado de brillo, los de más alta gama y los que dejan más margen, que habían sido sustituidos por comandas de material más básico, menos rentable. Todo ello ha provocado que la planta registre en estos momentos pérdidas operativas, una situación que la compañía no quiere que se prolongue.
Al respecto, un portavoz oficial de Alcoa reconoció ayer este diario que «la situación de los mercados y de la fábrica de Alicante ha ido a peor desde el año pasado», por lo que «se ha decidido iniciar un proceso de diálogo con el comité para buscar medidas que permitan hacer frente a la situación». Así, desde la compañía defendieron la «necesidad» de acometer ajustes pero destacaron que el propósito es que la planta siga funcionando y se descarta su cierre.
De hecho, la multinacional norteamericana ya ha reiterado en diversas ocasiones que en el caso de que no consiga vender las instalaciones, tal y como es su objetivo, seguirá operando la planta bajo la dirección del grupo ya que resulta clave para dar salida a la producción de aluminio primario de sus factorías en el norte del país.
Los trabajadores, por su parte, creen que la solución no pasa por rebajar las condiciones de la plantilla, sino por aumentar la carga de trabajo de las instalaciones -en especial, de aquellas líneas de producción que resultan más rentables- y por una «mejor organización de la empresa».
Mientras, Alcoa asegura que continúa con el proceso de venta en el que ahora está tanteando a los tres candidatos que rechazó inicialmente tras romper las conversaciones que mantenía con un fondo de inversión. La compañía confía en conseguir un acuerdo antes de julio aunque ya ha retrasado el plazo en dos ocasiones desde que anunciara sus intenciones en septiembre del año pasado.
