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La demanda de las pequeñas empresas eleva un 28% la contratación a través de ETT

Las agencias de empleo temporal detectan un cambio en la composición de las compañías que requieren sus servicios, que ahora son de menor tamaño. El año pasado se cerró con más de 43.000 colocaciones a través de esta vía

La demanda de las pequeñas empresas eleva un 28% la contratación a través de ETT

Para algunos será la prueba de la precariedad y la baja calidad del empleo que se está creando y, para otros, la demostración de que algo empieza realmente a cambiar en el mercado laboral. El caso es que la contratación a través de Empresas de Trabajo Temporal (ETT) se disparó durante el año pasado en la provincia al incrementarse en más de un 28% en relación a las cifras de 2012, más del triple de lo que se incrementó la contratación en general en el mismo periodo, un 9,3%, de acuerdo con las cifras oficiales del Ministerio de Empleo.

Un aumento del negocio que tiene mucho que ver con el nuevo nicho de mercado que las agencias de colocación están encontrando en este inicio de la recuperación entre las pymes y las micropymes, que antes de la crisis que acostumbraban a recurrir a este tipo de servicios, tal y como confirman desde la patronal provincial del ramo, que preside Rogelio Samper.

En total, durante el año pasado las ETT tramitaron 43.255 colocaciones en Alicante, casi 10.000 más que en el ejercicio precedente. Se trata de un avance muy significativo ya que, aunque la cifra aún siga alejada del récord histórico de 58.275 contrataciones conseguido en 2007, no está tan alejado de los volúmenes que se gestionaban en 2004 o 2003, considerados como años de bonanza.

Además, también es un incremento muy superior al registrado en el conjunto de la autonomía, donde en 2013 sólo se contabilizaron un 5% más colocaciones a través de esta vía, de acuerdo con los mismos registros estadísticos del departamento dirigido por Fátima Báñez.

De menor duración

No obstante, Samper matiza que la facturación del sector sigue muy por debajo de la que conseguían antes del estallido de la crisis debido a la menor duración de los contratos que se realizan actualmente. «Las empresas apuran mucho por lo que, aunque el número de contratos crezca mucho, nuestros ingresos no lo hacen tanto», señala el presidente de las ETT de la provincia. Así, es frecuente que ahora sus clientes demanden trabajadores por días o incluso por horas -el mínimo legal es de cuatro horas- cuando durante las «vacas gordas» lo hacían por semanas, quincenas o meses.

Sobre los sectores que más tiran de las agencias de colocación temporal, Rogelio Samper señala al transporte y la logística en general, las firmas de servicios auxiliares y la industria; mientras que actividades como la hostelería siguen optando por seleccionar directamente a sus propios empleados.

Pero el mayor cambio que están observando las ETT es en el tamaño de las firmas que recurren a sus servicios: «Antes eran todo grandes o medianas empresas, de más de 50 empleados, pero cada vez nos están buscando más las pymes. Hablo de negocios muy pequeños de menos de 10 empleados que se han dado cuenta de que somos una forma de ajustar mucho más los costes», explica el también propietario de Help.

«Contratan conforme tienen pedidos, si es para un día para un día, y si son tres, pues tres, pero así evitan tener en plantilla a trabajadores que no necesitan y que les suponen un gasto que en estos momentos no pueden afrontar», defiende Samper.

El cambio está siendo radical ya que, de no tener apenas peso en el negocio, las pymes han pasado a representar hasta el 50% de la facturación para algunas ETT locales, según las mismas fuentes.

Muchos candidatos

Con las actuales cifras de desempleo, lo que no faltan son candidatos para ocupar las ofertas que reciben las ETT y hay trabajadores «que encadenando contratos de días logran sacar bastante para pasar el mes», explica Rogelio Samper. Sin embargo, según el presidente de la asociación provincial, se ha notado una cierta disminución en la llegada de currículums de trabajadores cualificados -universitarios- que supusieron una auténtica avalancha en los años más duros de la crisis.

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