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El consumo de luz se desploma

La demanda de electricidad cae un 16,1% en la Comunidad desde 2009. El descenso más acusado se da en el ámbito doméstico, con un 23,9% menos

El consumo de luz se desploma

Las sucesivas subidas de la energía eléctrica para unas economías ya de por sí bastante maltratadas por la crisis, y demasiado golpeadas por el desempleo, han hecho que el concepto de eficiencia energética haya calado por fuerza en muchos hogares y empresas. A pocos se les ocurre a estas alturas tener la luz encendida si no hay nadie en esa sala, las bombillas de bajo consumo y la tecnología led poco a poco empiezan a tomar el relevo a las incandescentes, los electrodomésticos con un elevado grado de eficiencia energética se van imponiendo, y, al final, encender el aparato de aire acondicionado o la calefacción requiere de una reflexión larga y tendida. Todo vale para ahorrar en la factura. Los datos del Institut Valencià d'Estadística no pueden ser más elocuentes: el consumo de energía eléctrica ha caído en la Comunidad Valenciana en este primer trimestre del año en un 16,14% respecto al mismo periodo de 2009.

Si este descenso, con los datos globales en la mano, es ya de por sí acusado, se agudiza más si cabe tomando únicamente los datos del consumo doméstico, hasta el punto de que, en este caso, el gasto de energía se ha rebajado en un 23,91%.

En cualquier caso, las cifras no son mucho más halagüeñas para las empresas, con una desaceleración en la demanda que no hace más que reflejar la agónica situación por la que han atravesado, y atraviesan aún, algunas compañías... Y, lo que es peor todavía, ponen en evidencia los cierres que se han producido en este tiempo, más allá de que los profesionales también se hayan subido al autobús del ahorro energético, incluso a través de la figura de gestores especializados en la materia.

Por sectores, el más aquejado ha sido el de los servicios, donde precisamente entran los comercios, la hostelería y hasta la Administración, con una bajada del 15,03% en el consumo en estos cinco últimos años. Mientras, la industria, en todas sus vertientes, ha visto caer su consumo en un 7,59%, y la construcción en un 1,49%. Sólo la agricultura capea el temporal en este sentido, y no sólo no reduce la demanda, sino que consigue un incremento del 23,04% desde 2009.

Ligero repunte en marzo. Sí es cierto que, si se comparan los datos totales de este trimestre con los del año pasado, el consumo ha crecido un 1,72%, pero también es verdad que la demanda de electricidad tocó fondo en 2013, con 5,8 millones de MWh, frente a los 5,9 millones de este ejercicio, y muy lejos aún de los 7,1 millones de MWh que se gastaron entre enero y marzo de 2009. Es más, el consumo doméstico experimentó un incremento del 8% el mes pasado respecto al del año anterior, aunque también en este caso fue el mes con la demanda más baja desde 2009 después de la registrada en 2013.

Los datos, evidentemente, no hacen más que constatar una realidad conocida muy bien por todos a día de hoy. Sin ir más lejos, el presidente de la Asociación Valenciana de Consumidores y Usuarios (Avacu), Fernando Móner, incide en que «es verdad que llevamos muchos años intentando concienciar a la gente de que hay que apostar por la eficiencia energética, para ahorrar no sólo en la factura, sino para reducir el consumo de ciertas materias primas que, en un momento dado, pueden estas limitadas en cuanto a la oferta, y a ello se une que cada vez se compran aparatos y electrodomésticos más eficientes».

«Nos están machacando». No obstante, el presidente de Avacu tiene claro, muy claro, que, si por encima de todo hay algo que ha marcado ese cambio de tendencia, eso ha sido el terrible incremento que ha experimentado el recibo de la luz. «Nos están machacando con el precio de la luz, con subidas que se mueven entre el 40% y el 60%, y eso afecta de manera importante al consumo, y a eso, además, se une que la pérdida de poder adquisitivo es constante».

Tampoco la lectura que se hace de la caída de la demanda de energía en las empresas es más optimista. De hecho, son muchas las compañías y patronales que han venido alertado en los últimos meses de que, en última instancia, estos incrementos sucesivos en los recibos no han hecho más que comerse los ajustes que se han venido haciendo para capear la crisis. Sin embargo, el responsable de Avacu va más allá: «El problema es que en determinados sectores la dependencia eléctrica es total, y eso acaba repercutiendo en la cesta de la compra y en la adquisición de los servicios, que se encarecen más todavía para el consumidor final», alerta Móner.

A la búsqueda de la mejor oferta. Más allá del ahorro en el consumo, que, según denuncian particulares y empresas, al final, tiene escasa, por no decir nula, incidencia en la factura por los incrementos acumulados en este tiempo, lo que han comenzado a hacer muchos usuarios es recurrir a los servicios de cooperativas eléctricas. No en vano, según los datos que manejan en estos momentos desde la Federación de Cooperativas Eléctricas de la Comunidad Valenciana, que reúne a 16 organizaciones y en torno a los 50.000 socios, la demanda de sus servicios se ha disparado, en muchos casos en busca de precios más competitivos, hasta el extremo de que las consultas de potenciales nuevos asociados se ha incrementado en un 50%, según confiesa el presidente de la entidad, Salvador Escuti.

«Los descensos en el consumo que se han producido durante estos años no hacen más que reflejar que el sector económico lleva muchos años parado y sigue parado, porque las empresas no levantan cabeza, y la que no ha cerrado tiene que bajar los sueldos. Es verdad que la gente está más concienciada de que hay que ahorrar por una cuestión de eficiencia energética, pero también lo hacen porque apenas llegan a fin de mes», lamenta Salvador Escuti, que también es presidente de la Cooperativa Eléctrica Alginet, en Valencia.

Tanto es así que, como confiesa, «hace unos meses, con la última subida de los recibos, tuvimos cola de gente que venía a reducir la potencia contratada, porque se había duplicado el importe. Por eso, intentamos dar muchas charlas a nuestros socios para que vean de dónde pueden ir reduciendo y que no se les dispare tanto la factura». En esta línea, incide en que «las cooperativas no tienen ánimo de lucro, el beneficio es el de sus socios, y eso está haciendo que venga mucha gente, incluso de fuera de la zona en la que operamos, porque, por lo general, se suelen ofrecer precios más baratos, con diferencias que a veces llegan hasta el 7% y el 10%». La situación ha llevado a que en el caso de Alginet, por ejemplo, les hayan llegado a reclamar sus servicios desde un colegio de Tenerife.

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