La guerra abierta entre Coepa y Cepyme a estas alturas es un hecho conocido por todos. Sin embargo, la confederación que agrupa a las pequeñas y medianas empresas ha decidido ahora dar un paso más en este pulso que mantiene con la organización que preside Moisés Jiménez, y, para ello, ha recurrido a una reforma de los estatutos que precisamente se crearon allá por el año 2000 en el seno de Coepa. Con ello, Cepyme no sólo busca demostrar su plena independencia orgánica, sino dar entrada a nuevos socios, dentro de los episodios que se han dado recientemente de fugas de organizaciones hacia un lado y hacia otro, en función de si apoyan a la parte oficialista o a los críticos. Sin ir más lejos, hace dos semanas la Asociación de Empresas de Servicios de Elche (Aesec) se iba de Coepa dando un portazo y denunciando la falta de democracia interna en la patronal alicantina, para, acto seguido, alinearse con el sector más crítico del empresariado y dar un apoyo firme y decidido a Cepyme, aunque también es verdad que se han producido situaciones similares en sentido contrario.
De entrada, lo que se acordó en la junta directiva que celebró ayer Cepyme de Alicante es una modificación de los estatutos que permita dar entrada a nuevas organizaciones y entidades empresariales, y a colegios profesionales, en cierto modo, como prueba de fuerza, y para permitir el ingreso de colectivos de carácter autonómico, cuyo acceso estaba más limitado hasta ahora, e incluso había dado pie a alguna divergencia entre los asociados en un pasado más o menos reciente.
Paralelamente, se quiere dar cabida a empresas «singulares», que, según indicaron desde Cepyme, «queriendo colaborar en el desarrollo del tejido empresarial e industrial alicantino, estén dispuestas a cumplir con las obligaciones establecidas por los estatutos de la confederación, aunque no tengan los derechos políticos propios de una entidad asociada». De esta manera, las pequeñas y medianas empresas hacen un guiño a compañías dedicadas, por ejemplo, al sector bancario y financiero. De hecho, les dan voz, pero no voto, para evitar «injerencias» y para mantener las cuotas de representatividad, y que, al final, no acaben teniendo más peso que colectivos con mayor número de asociados. Con este cambio de rumbo, Cepyme lanza otra clara misiva a Coepa y cuestiona el sistema de toma decisiones.
En cualquier caso, la cosa no acaba ahí. Al mismo tiempo, se pretende limitar el mandato del presidente a un periodo máximo de ocho año, y se quiere romper con el punto que marca la dependencia administrativa de la secretaría general de Cepyme hacia Coepa. No en vano, éste es un intento más de demostrar la independencia orgánica de la entidad presidida por Cristóbal Navarro, aunque bien es verdad que, a efectos prácticos, parece que esta cláusula no ha tenido mucha incidencia hasta ahora.
A pesar de todo, el presidente de Cepyme en Alicante, Cristóbal Navarro, dejó claro tras la reunión que en ningún caso se han planteado abandonar Coepa, sino que continuarán integrados, como han estado hasta el momento. «Queremos seguir siendo Coepa, pero sin sometimientos», sentenció el responsable de la confederación que aglutina a las pequeñas y las medianas empresas en la provincia.
