Manuel Peláez Castillo, presidente y fundador de Ecisa Compañía General de Construcciones y uno de los empresarios de referencia en la provincia, falleció ayer en Alicante a los 76 años, tras una larga enfermedad. Granadino de nacimiento y alicantino de adopción, dedicó prácticamente toda su vida al sector de la construcción, pero siempre desde la defensa del modelo de empresa familiar. Además, su trayectoria se caracterizó por un férreo compromiso social, hasta el punto de que su vocación empresarial se le reveló tras ver el trato que se le daba a los empleados en una de las mercantiles en las que trabajó antes de fundar Ecisa en 1968, según él mismo confesó en alguna ocasión. Posteriormente, en 2004, puso en marcha una fundación con su nombre con la que daba continuidad a proyectos de mecenazgo anteriores y con la que, al mismo tiempo, se fijaba como principal objetivo demostrar que los empresarios pueden ser un elemento clave para el crecimiento social.

Manuel Peláez nació en septiembre de 1937 en Benalúa de las Villas, en Granada, en el seno de una familia modesta. Años más tarde, a finales de la década del cuarenta, su padre abriría un bar en Málaga, y luego se iniciaría en el sector de la construcción, coincidiendo con el desarrollismo de los años sesenta y el boom turístico en la Costa de Sol. De este modo, el joven Peláez comenzó con la descarga de yeso, cemento y otros materiales de obra.

Fue en ese contexto en el que conoció al empresario Felipe Fuster, que le propuso trasladarse a Alicante y trabajar en su compañía. Poco después, en 1968, fundaría junto a sus hermanos Estructuras y Cimientos Insulares SA (Ecisa), con una vocación netamente familiar, y que tenía como objeto la contratación de obras para terceros. Desde los inicios, la compañía se especializó en cimentaciones y estructuras de hormigón armado con el sistema plano reticular, algo que suponía un gran avance y que venía a sustituir al sistema tradicional de vigas.

Si inicialmente la actividad se centró en proyectos de estructuras, a partir de los años ochenta la actividad se amplió a las obras de edificación completa, con presencia en la obra pública. Una década más tarde, en la de los noventa, el grupo dio un paso más en la línea de la diversificación y se introdujo en otros segmentos, como la obra civil, la promoción inmobiliaria, el medio ambiente o la gestión de proyectos concesionales.

Prácticamente coincidiendo con el inicio de la crisis, allá por 2007, Ecisa se anticipó a la nueva coyuntura del mercado e hizo una apuesta firme por la internacionalización, lo que le llevó a tener presencia en Qatar, Marruecos, Argelia, Abu Dhabi, Portugal, Irlanda o Chile. Previamente, en 2003, Manuel Peláez Castillo dio la alternativa a su hijo, Manuel Peláez Robles, que asumió las riendas de la constructora alicantina, aunque el fundador siguió como presidente del consejo de administración.

Retirado de la primera línea, el veterano empresario constituyó la Fundación Manuel Peláez Castillo para impulsar y gestionar la obra social de Ecisa, y apoyar la ciencia, la tecnología, la cultura, la protección del medio natural o los valores sociales. De hecho, en diciembre del año pasado, recibió de manos del rector de la Universidad de Alicante, Manuel Palomar, el Premio Maisonnave que se le concedía a la fundación por su defensa de los valores cívicos y su mecenazgo a favor de la promoción de la educación y la cultura. Ese mismo compromiso le llevó a ser presidente de la Fundación Proyecto Hombre y de la comisión de integración de discapacitados de Coepa, así como patrono fundador de la Fundación Iglesia de Santa María y vicepresidente de la Asociación Valenciana de Empresarios Solidarios.

Diplomado en Alta Dirección de Empresas por Fundesem-Icade y en Comercio Exterior por Esade, y miembro de honor del Colegio de Economistas de Alicante, Peláez llegó a ser consejero de la Confederación Nacional de la Construcción y de la Sociedad Proyectos Temáticos. También fue presidente del Club de Alta Dirección Empresarial y de Fundesem, entre otras entidades, y se convirtió en unos de los promotores de la Asociación de la Empresa Familiar de Alicante, y en su primer presidente. No en vano, recogió en 2006 el premio Importante de INFORMACIÓN con el que se reconocía la labor de la asociación. La entidad, en 2012, le dedicó un acto de homenaje para reconocer su trayectoria. Su colaboración con la Universidad de Alicante hizo que recibiera la medalla de oro de la institución académica, que es la más alta distinción honorífica que otorga, en enero de 2009, y fue miembro del Consejo Social de la UA. También fue nombrado Alicantino de Adopción Honorífico por la Diputación en 2008, y caballero portaestandarte del Misteri d'Elx en otoño de 2010.