Una marea roja formada por más de un millar de personas volvió a elevar ayer sus fuerzas contra el cierre de la planta embotelladora de Coca-Cola en Alicante.

Trabajadores de la empresa, respaldados por los sindicatos, salieron ayer a la calle para mostrar su rechazo unánime al ERE planteado por la multinacional, que afectará a 1.253 trabajadores en toda España y 110 en la provincia.

Tras el fracaso en las negociaciones de esta semana en Madrid entre la dirección y los sindicatos, la plantilla convocó ayer una segunda manifestación, que según la Policía Local alcanzó las 700 personas y según Comisiones Obreras, contó con la participación de 1.500 manifestantes.

Desde la Plaza de Toros, hasta las puertas de la Subdelegación del Gobierno, en la plaza de la Muntanyeta, los trabajadores de Coca-Cola gritaron al unísono para defender sus puestos de trabajo durante las tres horas que duró la protesta. Los pitidos y el sonido de las bocinas, junto a decenas de pancartas con mensajes como: «Una Coca-Cola, una sonrisa, una puñalada», «No al ERE», «Por el pan de nuestros hijos»... demostraban el malestar y la angustia de los trabajadores.

Así, los propios empleados de la planta alicantina, apoyados por sus familiares, desde niños a mayores, encarnaron un nuevo episodio para torcer la voluntad de la firma multinacional, que tendrá hasta el 21 de febrero como fecha límite para alcanzar un acuerdo.

«Cada día los ánimos son más bajos, esto es agotador psicológicamente. Los motivos que ha dado la empresa para cerrar no son suficientes, pero el Gobierno le ha dado esa opción al aprobar la nueva reforma laboral», relataba una empleada de la planta de Alicante, con 13 años de trayectoria en la empresa.

Por su parte, Sonia Mir, otra trabajadora de la embotelladora desde el 2001, señalaba que «vamos a seguir peleando por nuestros trabajos y por nuestros hijos. El ERE me afecta a mí y a mi marido, estamos llenos de incertidumbre, pero vamos a intentar frenarlo».

Mientras, Luis Torres, empleado de la fábrica durante 38 años, añadía que «estamos bastante mal, la empresa ha demostrado que no quiere hacer nada por nosotros».

De esta forma, repleta de dudas sobre su futuro laboral, pero sin rendirse, la plantilla alicantina de Coca-Cola paró varios minutos frente a la Diputación Provincial y reanudó la marcha hacia la avenida Maissonave donde realizó una sentada ante la mirada expectante de los transeúntes.

Finalmente, la manifestación acabó en torno a las 13 horas con la intervención de uno de los trabajadores de la planta, que animó a todos sus compañeros a seguir adelante.

Por su parte, José Vicente Salinas, presidente del comité de empresa, destacó que «el miércoles y el jueves tendremos la próxima reunión para tratar de negociar y esperamos que puedan ceder, después de todo el apoyo que estamos recibiendo, la dirección tiene que reflexionar. Estamos dispuestos a negociar un plan industrial serio».

En este sentido, el último apoyo que ha recibido la plantilla ha sido el de la Administración de Loterías La Negrita, que ha regalado varias decenas de participaciones de lotería para los trabajadores afectados por el ERE.

En este sentido, la secretaria de Acción Sindical de este colectivo, Rosa Benítez, apuntó ayer que «vecinos de Alicante detectaron este viernes un camión, que no es distribuidor de la embotelladora de aquí, trasladando Coca-Cola por la noche».

Desde FITAG-UGT destacaron que ampliarán la denuncia, ya realizada la pasada semana al conocer otro caso, ante la Inspección de Trabajo porque «se ha sustituido a trabajadores en huelga, tramitando pedidos directamente para seguir sirviendo en la zona de Alicante».

Por su parte, la plantilla continuará sin acudir a sus puestos de trabajo y con concentraciones todos los días a la espera de que la compañía revoque su decisión.