La plantilla de la fábrica de Coca-Cola en Alicante acordó ayer por unanimidad celebrar una huelga indefinida desde el próximo 3 de febrero para tratar de revertir la decisión de cerrar las instalaciones. En una asamblea multitudinaria celebrada desde las 10 horas, los empleados avalaron la propuesta del comité de empresa y acordaron un calendario de movilizaciones. La primera llegó ayer por la tarde. Alrededor de 400 personas se concentraron en la plaza de la Muntanyeta de Alicante y exigieron a la multinacional que dé marcha atrás y no baje la persiana a la planta de la carretera de Ocaña, abierta hace más de 50 años. «Creemos que aún existe solución», resumió el presidente del comité, José Vicente Salinas. El portavoz de los empleados aseguró que todavía no le encuentra explicación al expediente de regulación de empleo que ha presentado la empresa y recordó que «no existen motivos económicos» que justifiquen el cierre. «No lo entendemos», apostilló resignado.

Los empleados recibieron ayer el apoyo de sus familias, de amigos, de sindicatos, de representantes políticos y de ciudadanos de a pie que quisieron solidarizarse con ellos. «No hay derecho», lamentó una mujer. «Y eso que el Gobierno dice que estamos saliendo de la crisis», añadió el hombre que la acompañaba. Los trabajadores, no obstante, están convencidos de que la batalla no está perdida. «Por supuesto que pensamos que existe marcha atrás. Si no, no estaríamos ahora mismo aquí», sentenció uno de los empleados, a la vez que recalcó que a diario parten de las instalaciones «más de 70 camiones llenos».

Las cerca de 400 personas que se concentraron ayer se dejaron notar. Portaron consigo pitos, pancartas reivindicativas y, cómo no, lanzaron multitud de proclamas. La más repetida fue «No al cierre». Entre los lemas que se pudieron leer en las pancartas destacaron varios. «Si en Alicante no se fabrica, en Alicante no se bebe» o «La fábrica de la infelicidad» fueron algunos de ellos.

La concentración de ayer supuso el punto de partida a un calendario de movilizaciones. En la asamblea, los trabajadores acordaron más medidas de protesta. Mañana llegará la primera. Los empleados trabajarán con normalidad, pero desde las 13 hasta las 15 horas saldrán a la puerta de la fábrica y se concentrarán para evitar su cierre. Esa protesta se prolongará a lo largo de la semana, mientras que el sábado habrá una manifestación. El comité de empresa quiso hacer ayer un llamamiento a la ciudadanía para que le acompañe en esa marcha. Arrancará a las 10 horas desde las instalaciones de la carretera de Ocaña y concluirá en la plaza de la Muntanyeta. Esa manifestación se repetirá además durante tres sábados más, justo hasta que expire el plazo que empresa y trabajadores han fijado para negociar.

Reacciones

A la concentración de ayer acudieron representantes políticos del PP en el Ayuntamiento de Alicante, de Esquerra Unida y el secretario de Compromís per Alacant, Ignasi Bellido, entre otros. El concejal de Empleo, Carlos Castillo, anunció que su partido «hará todo lo posible» para que la fábrica no cierre» y mostró el apoyo del PP a los trabajadores. El portavoz de EU, Miguel Ángel Pavón, consideró «increíble» que ediles populares acudieran ayer a la protesta y afirmó que la decisión de bajar la persiana de la planta se debe a la reforma laboral. Y el secretario de Compromís per Alacant, por su lado, tildó de «desastre» el más que probable cierre de las instalaciones. Además, tanto Pavón como Bellido anunciaron que sus respectivos partidos presentarán iniciativas en las Cortes y el Congreso para el mantenimiento de la planta. Horas antes de la protesta, el comité de empresa mantuvo un encuentro informativo con el secretario general del PSPV, Ximo Puig, quien le trasladó «todo su apoyo». Y el secretario general de UGT en l'Alacantí y les Marines, Óscar Llopis, consideró «una inmoralidad» la decisión de la empresa.