La práctica totalidad de los trabajadores de Catalunya Caixa en la provincia alrededor de un centenar secundaron ayer la huelga convocada por los sindicatos de la entidad ante las duras condiciones del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que quieren imponer los administradores designados por el FROB que, además, siguen sin aclarar cual será el futuro de la antigua caja catalana ahora nacionalizada. En este sentido, desde el Fondo público no descartan la posibilidad de trocear la entidad y venderla por partes ante el escaso interés que ha despertado su subasta.

La plantilla alicantina da por hecho que el proceso de reestructuración puesto en marcha por el FROB supondrá la práctica desaparición de la red que Catalunya Caixa posee ahora en la provincia, compuesta por 19 oficinas, y también el despido de casi todos sus trabajadores. «Por desgracia ya lo tenemos bastante asumido y ahora lo que queremos es que al menos se nos paguen unas indemnizaciones justas, que no seamos los primeros trabajadores de una entidad nacionalizada a los que aplican la reforma laboral a rajatabla», asegura Cristina Soler, que actúa como enlace sindical de los afectados y que ayer, junto al resto de sus compañeros, protagonizó una concentración frente a la oficina principal de la antigua caja en la provincia, en el Paseo de Soto de Alicante. En Barcelona la protesta congregó a 3.700 personas.

Hasta el momento, lo máximo que han logrado arrancar los sindicatos a los actuales administradores son 27 días por año trabajado con un máximo de 18 mensualidades, muy por debajo de lo que se ha abonado en otras entidades.

En cuanto a qué ocurrirá con las decenas de miles de clientes que Catalunya Caixa tiene en Alicante, desde la propia entidad reconocen que aún no saben cómo se les seguirá atendiendo aunque que aseguran se arbitrará algún sistema. En este sentido, la solución podría pasar por vender el negocio que tiene Catalunya Caixa en la zona a otra entidad, que pasaría a atender a los clientes en sus propias sucursales, o bien firmar un acuerdo de representación con otro banco, o mantener alguna delegación aislada, como ha hecho Bankia en las provincias donde se ha replegado.