La práctica supresión del Impuesto de Sucesiones desde el año 2007, cuando la Generalitat decidió bonificarlo en un 99%, había provocado que muchos empresarios se despreocuparan de preparar el inevitable traspaso de sus negocios a sus herederos cuando fallecieran. Sin embargo, todas las alarmas saltaron este verano cuando, en pleno mes de agosto, el Consell decidió reducir esa bonificación al 75% para conseguir ingresos extra con los que sanear sus maltrechas cuentas.

El asunto no era para menos, muchos herederos podían verse de repente obligados a pagar cantidades enormes que podían llevar a la quiebra a sus negocios y todo «por no haber hecho los deberes cuando tocaba», tal y como explicó ayer el presidente de la Asociación de la Empresa Familiar de Alicante (Aefa), Francisco Gómez, durante unas jornadas organizadas junto al despacho de Cuatrecasas, gonçalves Pereira para analizar la nueva situación creada tras la decisión de la Generalitat.

«En realidad, a las empresas familiares nos va a afectar menos porque existe una deducción que alcanza el 95% para este tipo de negocios siempre que se cumplan una serie de requisitos para los que hay que prepararse», explicó Gómez. En concreto, para acogerse a esta medida es necesario que al menos el 20% del accionariado esté en manos de la familia y que uno de sus miembros ejerza como administrador o como director general del negocio y que ésa sea su principal fuente de ingresos.

Se trata de una medida aprobada en 1991, precisamente, para evitar que el fallecimiento del fundador acabara con la empresa pero que había caído en el olvido en los últimos años ante la desaparición en la práctica del impuesto de sucesiones. «Con la crisis está ocurriendo que muchos empresarios no pueden permitirse pagar un sueldo al hijo por trabajar en la empresa y eso puede llevar a un disgusto», señaló el presidente de Aefa.

Además, un disgusto de proporciones considerables, según explicó el socio director de Cuatrecasas en Alicante, Carlos Alarcia. «Para la herencia de una empresa valorada en 8 millones, hasta agosto se pagaban solo 700 euros, con el cambio la cuota puede ser de hasta 653.900 euros pero si se cumplen los requisitos de empresa familiar sólo serían 26.000 euros», explicó el experto. Eso sí, el resto de los ciudadanos deberán hacer frente a la subida, que supone multiplicar por 25 lo que se pagaba hasta agosto.