El discurso del presidente de la Cámara, José Enrique Garrigós, contra la corrupción se convirtió en una espita para destapar las grietas en las filas del PP, abonadas en corrillos populares desde hace meses, sobre la actuación de Alberto Fabra en las grandes investigaciones judiciales que, a día de hoy, marcan la agenda del Consell y llenan de incertidumbre el futuro electoral de la formación. El discurso «oficial», marcado por el vicepresidente José Císcar, se concentró en volver a «vender», como réplica a la intervención de Garrigós, la figura de Fabra como principal adalid de la lucha por la «ejemplaridad» en la vida política. Pero entre los dirigentes más jóvenes se ha extendido el convencimiento de que, con todos los sondeos en contra, el jefe del Consell debe aplicar «mano dura» contra la corrupción como única posibilidad para remontar y reconciliarse con los ciudadanos, algo que cuadra casi por completo con la tesis que Garrigós puso sobre el tapete durante la Noche de la Economía Alicantina.

La intervención del dirigente cameral, en general, encrespó a la cúpula popular. Alberto Fabra se marchó de Alicante con caras largas y, como admitieron fuentes del PP, muy enfadado. Sonia Castedo, alcaldesa de Alicante e imputada por tres delitos en el supuesto amaño del PGOU de Alicante, incluso, criticó con dureza a Garrigós al terminar el acto. En el alto mando del PP se definió el discurso del empresario de Xixona como injusto y desafortunado. ¿Con qué argumento? Fabra, señalan desde la Generalitat, ha relevado a cerca de una veintena de altos cargos de la administración autonómica después de ser imputados en investigaciones por corrupción. Hace un año, como se recordará, Garrigós ya habló de la necesidad de aplicar «tolerancia cero». «Es el dirigente político de España por Fabra que más ha hecho contra por la ejemplaridad», proclamó José Císcar tras la reunión del Gobierno valenciano.

Durante su habitual comparecencia semanal, Císcar puso en valor la actuación del titular del Consell frente a la de otras autonomías en las que no se actúa «con la misma contundencia» contra los imputados. «Fabra continuó el vicepresidente con una reflexión en la que también apeló a la presunción de inocencia de los implicados en investigaciones por corrupción no puso tampoco a ningún imputado en las ejecutivas del PP; y los ha apartado del consejo de dirección del grupo de las Cortes». Pero la reflexión de Garrigós, desde luego no en las formas pero sí en el fondo, conectó con un grupo de dirigentes del PP que comparten el mismo perfil: jóvenes, completamente al margen de la gestión del pasado que ha desembocado en procesos judiciales que mantienen en jaque al Consell y al partido, convencidos de que el PP tiene que caminar hacia una estructura más transparente y preocupados por su futuro político. Ahora que les toca coger el timón es posible que el PP se quede fuera, por primera vez desde 1995, de las principales instituciones. Por eso entienden que, en estos momentos, como apuntaron las fuentes consultadas, Fabra debería apretar a fondo el acelerador con los imputados, especialmente, en las Cortes Valencianas. Ejemplo: Milagrosa Martínez no debería gestionar dinero público es diputada pero también alcaldesa de Novelda cuando está a la espera de que, precisamente, se celebre juicio por su gestión de fondos en Turismo.

Este grupo de dirigentes del PP sugiere que, en estos momentos, una actuación más clara de Fabra en las investigaciones por corrupción que azotan a los populares, sería la única manera, señalan, de ofrecer una imagen diferente a los ciudadanos, recuperar credibilidad y de intentar, a falta de signos positivos que apunten a la salida de la crisis económica en la Comunidad y de solucionar la ruina económica del Consell, remontar en los sondeos para llegar a los comicios de 2015 con alguna opción abierta.