Si de ellas depende el 53% del PIB nacional conviene estar atentos a las señales débiles de recuperación que empiezan a escucharse en estas áreas donde hace dos años sólo se oía el eco en sus naves semivacías. El sector de los parques industriales ha estado en barbecho tras la "sangría" de cierres que siguió al estallido de la burbuja inmobiliaria y empieza a recoger brotes verdes. Los administradores de los polígonos comprueban cómo la actividad de las naves incrementa la ocupación tras haber caído a la mitad y cómo la industria tradicional empieza a convivir con nuevos negocios del sector servicios, que salen del centro atraídos por las conexiones, la facilidad de aparcamiento, la proximidad a clientes y sobretodo por precios de alquiler y compra que caen hasta un 60%. El presidente de la Federación de Polígonos Empresariales de la Comunidad Valenciana (Fepeval), Diego Romá, habla de una "espectacular bajada" del precio de suelo industrial que abarata la indstalación del sector terciario en las 712 áreas industriales de la Comunidad y del resto del país.

No obstante, no todos los polígonos son iguales y, si bien presentan patrones comunes de recuperación, cada área industrial ha vivido los años más duros de forma distinta. Mientras que buques insignia del tejido poductivo alicantino como el Parque Empresarial de Elche han mantenido una tasa de ocupación alta durante toda la crisis, la "clase media" de los polígonos -con buenas conexiones pero diseñados para dar servicio a la construcción, la industria, la logística o el sector agroalimentario- ha pasado por momentos difíciles con casi la mitad de sus instalaciones vacías, como certifican los administradores de Las Atalayas en Alicante o de los tres parques de San Vicente del Raspeig, que ahora registran un incremento de la ocupación de hasta el 70% desde hace dos años.

La necesidad de rentabilizar espacios vacíos que provocó las primeras bajadas de precios es ya en una solución generalizada que abarata ventas y alquileres alrededor de un 40%. Es extraño encontrar pabellones industriales que mantengan su valor de antaño fuera de los recintos de élite. Como apunta el responsable de las tres zonas industriales de San Vicente del Raspeig, Juan Gran, "si hace cinco años te pedían 1.500 euros por alquilar una nave, hoy las encuentras por 500, y en ocasiones hasta más del 60%", lo que a su juicio a propiciado que en las 300 parcelas que gestiona "hayamos pasado de tener 180 naves con actividad a ocupar 220".

Los particulares, muchos de ellos afectados por la burbuja paralela que vivió la promoción de suelo industrial, no son los únicos que están ofreciendo "verdaderos chollos" para deshacerse de su "stock" de naves, como opina el promotor alicantino Antonio Senén, especializado en naves para deportes "indoor", un negocio en boga que ha provocado la aparición de 30 centros de pádel en almacenes industriales de toda la provincia. Los polígonos impulsados por administraciones públicas también se están adpatando al estilo "low cost" que se impone en estos antiguos santuarios del pelotazo.

Por ejemplo, la propia Conselleria de Industria, responsable a través de Sepiva (la autonómica Seguridad y Promoción Industrial Valenciana SA) de cinco parques empresariales de la Comunidad -en Alicante promueve l'Espartal de Xixona y El Maigmó de Tibi- ha tomado medidas para fomentar la instalación de empresas permitiendo "el pago aplazado, el alquiler con opción a compra" y una reducción general "del 30% en el precio del suelo", según fuentes del organismo.

Carlos Sánchez, responsable del portal Gestiondepoligonos.com, opina que si las comercializadoras de naves y de suelo público industrial como el Sepiva o Incasòl -entidad homóloga en la Generalitat catalana- están vendiendo superficies "a mitad de precio" es porque "pensar que podían mantener los precios de antes les estaba llevando a la ruina". Faclitar el acceso a las ventajas de las áreas industriales al sector servicios se está traduciendo, su juicio, en la instalación de "naves-nido" -grandes pabellones compartimentados en naves más pequeñas- que albergan "empresas de nuevas tecnologías y viveros de empresas" que buscan "los servicios del casco urbano a un precio menor". Por esta razón se pregunta que "cómo puede seguir habiendo polígonos que no tengan fibra óptica".

Condiciones más atractivas

Espacios amplios y óptimamente conectados con todos los núcleos de población. En la dictadura del precio en que viven hoy los emprendedores, los polígonos son la mejor opción para que consultoras, asesorías, empresas de publicidad o negocios de teconología cambien un entresuelo prohibitivo en una calle con zona azul por unas oficinas baratas situadas junto a los productores, a cinco minutos de todo y sin problemas de aparcamiento. "Se está produciendo una "terciarización" de los polígonos porque hay empresas que aprovechan estas condiciones para salir del centro", apunta Vicente Seguí, responsable de Las Atalayas de Alicante.

Para impulsar este traslado al extrarradio, Las Atalayas busca evolucionar de polígono al uso a parque empresarial, un concepto de área multisector donde los camiones circulan frente a restaurantes para directivos por viales ajardinados. Seguí acaba de solicitar la redacción de un plan de armonización de imagen que compartirá con el vecino Pla de la Vallonga con el objeto de atraer más empresas del sector servicios. Su administrador, consciente de que "esto ha dejado de ser industria corriente" y de que en el entorno no tiene "ninguna chimenea ni ningún vertido de aguas contaminantes", se prepara para dirigir un parque donde "empresas de asesoría, exportación e internacionalización" buscan clientes, eficacia y rentabilidad, como cuenta su compañero Juan Gran.

Vamos hacia las calles limpias, las tiendas, los edificios de oficinas y hasta el museo que caracterizan al ParqueEmpresarial de Elche, el proyecto que marca el estilo a imitar. El objetivo que se marcó hace más de diez años, compaginar la muy ilicitana producción de calzado -el 20% de sus inquilinos trabaja este sector- con la búsqueda de otros clientes, es ya su principal característica, y desde que comenzó la crisis registra la llegada de negocios propios de calle céntrica. Como indica su directora de Gestión, Raquel Rosique, el sector servicios supone ya el 34% de la actividad. "Hace cuatro años se empezó a notar que para el sector servicios trabajar en la ciudad estaba cada vez más complicado. Aquí encuentran comunicaciones y alquileres en edificios de oficinas más baratos que los de una zona de negocios".

En este gigante próximo a Torrellano trabajan 11.000 personas en 547 empresas. "Tenemos farmacias, pistas de pádel, bufetes de abogados, escuelas de formación, corredurías de seguros, empresas de comunicación y marketing, ferreterías" y hasta una "escuela infantil", apunta.